Cristiano fue aclamado en su primer día en Sudáfrica

A las diez y media de la mañana aterrizaba Portugal en el Tambo Airport de Johannesburgo. Medio centenar de miembros del ejército y varias decenas de agentes de seguridad privada protegieron su llegada. Pero el alto grado de vigilancia no fue acorde al frío recibimiento que tuvieron los de Queiroz. No obstante, esa apática bienvenida daría un giro radical por la tarde.

La selección se dirigió a la localidad de Magaliesburgo, sita a 113 kilómetros de Johannesburgo, donde fijo su cuartel general. Y tras un ligero almuerzo, Queiroz programó el primer entrenamiento en tierras africanas. Fue entonces cuando el combinado portugués recibió una espectacular bienvenida. Más de 4.000 personas abarrotaron las instalaciones del Bakker School. Algunos, incluso, llegaron a Sudáfrica después de cuarenta días de viaje en furgoneta desde Portugal, cruzando Europa, Sudán, Tanzania, Mozambique...

Los más aclamados por la grada, al ritmo de las vuvuzelas, fueron Cristiano y Pepe. Y al final de la sesión todos los futbolistas desplegaron una pancarta agradeciendo el recibimiento que habían recibido en su sede de concentración.