El defensa goleador

Ha cumplido 32 años en febrero. Este Mundial será su último gran evento con la Selección. Joan Capdevila puede estar satisfecho de su carrera con la Roja. Entró de la mano de Luis en octubre de 2002, un poco de puntillas, un poco porque no había muchos laterales zurdos donde elegir y supo responder dando un identidad distinguida al puesto. Pronto volverá a Tárrega a vivir con su familia, según dice, a entrenar a niños y a disfrutar de su pueblo. Pero aún le queda cuerda para dar el pelotazo en Sudáfrica y dedicar sus últimos esfuerzos al Submarino Amarillo de Vila-Real, donde ha echado raíces futboleras.

Capdevila es un lateral izquierdo con espíritu de delantero. Fue extremo de juvenil y le queda esa tendencia a buscar el desborde y la red contraria. No es extraño, sino todo lo contrario, verle progresar por la banda sobrado de fuerza para defender y atacar.

Seguro. Capdevila se define a sí mismo como un "currante". Pocas veces se lleva las portadas de los periódicos o ninguna. Lo suyo es el trabajo seguro, regular, solvente y muy de equipo. Cumple el perfil para la función que busca Del Bosque y queda en el aire si el de Tárrega seguirá siendo titular o Arbeloa le gana esta vez el pulso por el puesto.

En todo caso, Capdevila siempre 'hará equipo'. Dicen que cuenta chistes como nadie, que hace piña desde su veteranía, que asume el rol de veterano y conoce sus límites en el grupo de la Roja. Seguramente también dejará su huella en el Mundial como buen futbolista, defensa-goleador, que se cotizan caros.