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Liga Adelante | Hércules 5 - Albacete 1

Manita para meter miedo

El Hércules aplasta al Albacete. Depende de sí mismo para visitar al Cartagena. Portillo se estrena con un doblete. Danciu (2) y Cristian, goleadores.

Actualizado a
Manita para meter miedo

Justo a tiempo, en el momento más decisivo del campeonato, el Hércules ha vuelto. Ante el Albacete volvió a ser ese equipo apisonadora que no daba ni una mínima opción al enemigo, ese que finiquitaba los partidos en media hora y guardaba la ropa, ese que infundía un miedo atroz en los rivales, ese al que todo el mundo daba por ascendido, ese que fue en la primera vuelta. Y todo eso siete días antes de la final de las finales: Cartagena tiembla. Es verdad que ante Salamanca y Córdoba también venció por cuatro goles de diferencia pero ayer todo supo distinto por mil y una razones. Y lo más importante de todo: depende de sí mismo a falta de 270 minutos para el final de Liga. Y visto lo visto ayer, que este Hércules dependa ahora de sí mismo es una garantía.

El equipo de Esteban abordó al Albacete a puerta gallola. Desde el segundo uno. Sin las contemplaciones que demostró en Girona y Huelva. Encarando con responsabilidad, solidaridad y orgullo un partido que contenía un capazo repleto de presión que habían llenado a conciencia el sábado Real, Levante, Betis y Cartagena. Firmó una manita aunque pudieron ser más. En la segunda parte, Esteban reservó piezas para Cartagena y levantó el pie del acelerador, algo lógico. Tampoco era cuestión de pisotear a un rival que en la última jornada puede ser el mejor aliado blanquiazul ya que visitará el Cartagonova.

Sin Delibasic, doblemente ausente por haber jugado con su selección y por estar sancionado, el Boquerón le dio galones a Portillo junto a un siempre trabajador y oportunista Danciulescu. Y entre ambos "sacaron del apuro" (Boquerón dixit) al Hércules en sólo 41 minutos. La pegada de ambos fue descomunal. Y si a ello le añades la entrega, el desgaste y la buena compenetración que demostraron, el resultado es que a Esteban se le presenta una difícil decisión ante el partido de Cartagena. ¿Repetirá la dupla letal de ayer o pesarán más los galones de Delibasic?

El Boquerón tiene siete días para disipar interrogantes pero ayer tuvo una primera parte para disfrutar. Pronto tuvo Tote la primera ocasión. En una jugada calcada al primer gol ante el Córdoba, el madrileño remató con la derecha y Cabrero despejó con el pie. El 10 blanquiazul brillaba como de costumbre pero el destino había decidido que los triunfadores serían Danciu y, sobre todo, Portillo.

El rumano aparece poco, casi nada, pero cuando lo hace el portero rival puede darse por muerto. El asesino silencioso volvió a ejecutar. Tras un disparo de ensayo que detuvo Cabrero, llegó el primero. Sendoa centró desde la izquierda, Portillo no controló bien y Danciu metió la puntita. El balón tocó en Pereira y realizó una parábola que superó al meta manchego. La suerte se alió con el que más estaba buscando el gol.

Killer.

Sin apenas pestañear, llegó el momento de Portillo. Sendoa volvió a percutir por la izquierda, se adelantó a Cabrero y éste le arrolló. Farinós iba a lanzar pero Portillo sabía que ese era su momento. Cogió el balón, engañó a Cabrero y explotó de alegría. Con el 2-0, Vidal intentó intervenir en el encuentro e hizo un doble cambio a los 27 minutos. El electroshock vidaliano espoleó algo a su equipo y a punto estuvo de recortar distancias tras un inoportuno resbalón de Farinós. Pero la jugada siguió y en el contraataque posterior Portillo se quedó solo ante Cabrero. Lo fusiló con un misil que entró pegado al palo y besando la hierba. A lo Portillo. El killer ha vuelto para quedarse.

El partido estaba visto para sentencia pero Danciulescu es insaciable. Para un goleador como él, desaprovechar el jugadón de Tote es pecado mortal. El madrileño cogió el balón en campo propio y fue sorteando rivales hasta plantarse en la frontal. Su pase al hueco lo recibió el rumano que batió por bajo a Cabrero. La segunda parte sobró. Pero cuando todo parecía congelado una acción de Tarantino que tiró alto despertó al personal. Rufete asistió a Cristian para que pusiera el 5-0. Y aún hubo tiempo para que Stuani, de penalti, continúe con su lucha por ser el máximo goleador.