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Demichelis

"Aprendí muchísimo con Pellegrini: yo, del Real, seguiría con él"

Martín Demichelis (Justiniano Posse, Argentina, 1980) ganó ayer la Copa alemana, hace unos días la Bundesliga y el sábado atacará la Champions en Madrid

Tomás Guasch
Actualizado a
Demichelis

Empecemos por la finalísima. ¿Qué espera?

Un partido abierto, parejo. El Inter no será el de Barcelona, saldrá a jugar de igual a igual. Nosotros seremos los de siempre: somos optimistas y lo afrontamos desde la alegría, conscientes de que tendremos delante un gran rival que se deshizo de Chelsea, CSKA y Barça. Pero en una final no cuenta el pasado. Ambos equipos están dirigidos por técnicos inteligentes que tendrán todo medido. Al final será cosa de los jugadores, quién sabe si de un par de detalles.

Las finales hay que ganarlas, se dice...

El panorama es parecido a lo de los cruces del Mundial: no hay vuelta atrás, ganas o chau. Yo quiero salir campeón y si es jugando bien, mejor.

Los que juegan bien ganan más.

De acuerdo. Pero estos partidos sólo entienden se una cosa: la victoria. Italia no jugó un fútbol brillante en el último Mundial y se lo llevó. ¿Quién le quita el título ahora? Del partido del Inter en el Camp Nou se puede decir lo mismo, pero en el Bernabéu estarán ellos y no el Barcelona.

La final de Robben, que en Múnich ha dado su mejor versión: goles, juego y pocas lesiones. ¿Ha habido truco?

Simplemente encontró la estabilidad física que le permitió demostrar durante un periodo de tiempo más largo el gran futbolista que es. Junto a Ribéry, que ya saben no jugará por sanción, es nuestro jugador más desequilibrante. Y, bueno, la parte médica, de fisioterapia y tal es de lo más reconocido en el Bayern. Desde que Robben llegó empezaron a tratarle y potenciar las partes de su cuerpo que tiene más débiles. Él puso todo de su parte, trabaja muchísimo en el gimnasio antes y después de los entrenamientos, y le ha lucido.

Louis Van Gaal.

Es uno de los mejores entrenadores del mundo. En la preparación y en el manejo de los partidos, un diez. Ve muy bien el fútbol, te da mucha seguridad en cada partido. ¿Su personalidad? Sí, es chocante para el que no la conoce. Me costó lo mío penetrar en ella, también a Ribéry, Luca Toni... (tanto que se fue en enero a la Fiorentina) Pero cuando le conoces no hay problema.

En 2003 usted ganó el Clausura argentino con River Plate. Lo dirigía Manuel Pellegrini. ¿Qué le dejó? Ya sabe que pinta a que dejará el Madrid y llegará Mourinho.

Sí, veo todos los partidos de la Liga española, estoy al tanto de lo que pasa allí. Con Manuel estuve año y medio en River, en efecto. Le tengo muchísimo respeto como entrenador y como persona: sin duda que ha sido uno de los que más cosas me enseñó en el campo y fuera. Puedo entender que los grandes clubes se manejen en función de los resultados, pero si yo fuera el Real, si de mi dependiera, Pellegrini continuaría. A Mourinho no le conozco, es un tipo peculiar...

Hoy tendremos campeón...

Pensé que el Barça podría tropezar en Sevilla, salió de aquella y no creo que vaya a fallar ahora. De todas maneras, ¡qué campeonato! Nosotros ganamos la Bundesliga con 70 puntos y esos dos están cerca de los 100. ¡Para coronar dos campeones!

Usted fue el primer argentino en la historia del Bayern.

Sí, me compraron en 2003 y me dejaron seis meses en River. Traté de conocer cosas del país, del club, pero hasta que no llegas no te haces a la idea. Mi adaptación no fue fácil sobre todo por el idioma... y para un central es un hándicap importante. No entendía lo que me decían y nuestro éxito depende mucho de una orden, de una palabra del compañero. Ya son siete años, es otra cosa.

En River trabajó en el departamento de prensa. ¿Le valió para entendernos a los del otro lado?

Sí, claro. Acabé secundaria en la escuela de River, debajo mismo del estadio y me ofrecieron ese trabajo para ganar algo de dinero. Yo no vengo de una familia adinerada, mi gente era trabajadora. Y sí, me encargué de las acreditaciones de los periodistas para los partidos, todo ese trabajo. Los conocí de cerca y vi el otro lado, como usted dice. Esas horas de espera para charlar cinco minutos con un jugador... Fue enriquecedor.

Su padre era hincha de Boca. Esa sí debió ser una gran prueba para ambos.

¡Sí, ja, ja! Mi familia está dividida entre Boca y River, como tantas allá. Él tenía un negocio de bebidas y pasó que siendo un niño un empleado me regaló la equipación completa de River... y se me pegó. Mi padre cambió algo cuando llegué al primer equipo, claro.

Y su primer gol no se vio por la tele.

No, se lo hice a Tuluá y justo en ese momento se cortó la señal de la televisión. ¡Qué decepción! Afortunadamente quedaron las imágenes.

Y un día jugó de portero y no encajó gol. ¿Cómo fue?

Contra Racing, en el Monumental. Expulsaron a Comizzo, el portero, con los tres cambios realizados. Faltaban seis minutos y me tocó a mí porque en las inferiores si faltaba un arquero me llamaban y me defendía. El caso fue que pitaron un tiro libre contra nosotros, la gente se echaba las manos a la cabeza y pasó algo increíble: la pelota chocó en la barrera, en Cambiasso, y salió hacia adelante, la agarró Nelson Cuevas, el paraguayo, corrió 70 metros y metió gol. Ganamos así, 1-0. A mí se me hizo interminable el partido.

Lo peor de su carrera fue el choque con Ballack en aquel Alemania-Argentina, claro.

En toda mi vida sufrí percance alguno y esta, dos. Por un tobillo estuve dos meses parado y luego, lo de la cara. Pero mi peor experiencia fue cuando Peckerman me apartó del Mundial 2006. Llevaba dos años perfectos, venía de ganar Liga y Copa con el Bayern, el Mundial era en Alemania y había estado en todas las convocatorias anteriores... Fatal.

Extrañó que Ballack no se disculpara nada más lesionarle. ¿Lo acabó haciendo?

Me mandó un mensaje al teléfono después de que yo diera una conferencia de prensa. Habíamos estado tres años juntos en el Bayern cambiándonos uno al lado del otro... Me molestó que no me llamara pues sufrí cinco fracturas a causa de su rodillazo: en el ojo, la nariz, el malar... No reconocía mi cara.

Reconocimientos: ¿lo tendrá por fin Messi en Argentina después del Mundial?

Seguro, éste va a ser su Mundial y el debate es absurdo: en Barcelona lo tiene todo, el cariño de la gente, de los compañeros, del entrenador... Argentina apenas la pisa y el Periodismo quiere que llegue y regatee a diez tipos. El problema de Argentina es otro: es hacer un equipo y será importantísimo este tiempo pre Mundial. De Maradona podemos decir algo parecido: ve el fútbol magníficamente, le falta tiempo para formar el bloque; hasta ahora ha tenido futbolistas, no equipo y es lo que debemos conseguir. Para mí, el título está entre ustedes, Brasil y nosotros.

¿Messi o Cristiano?

Da gusto verlos jugar a los dos. Pienso que Leo es ahora mismo el mejor jugador del mundo, pero Cristiano no está muy lejos...

¿E Higuaín?

Lo necesitamos mucho. Es un goleador en constante crecimiento y en un equipo obligado a ganar siempre. Y no, no creo que lo vendan, sería una locura del Madrid. ¡Tiene delantero para diez años en el Pipa!

Igual alguno reflexiona... Suerte y gracias, Martín.

Nos vemos en el Bernabéu. Magnífico escenario para ganar la Champions.

Ya...