Liga BBVA | Málaga-Real Madrid
Málaga-Real Madrid, la final del transistor
Los dos equipos necesitan ganar y esperar otros resultados
Aunque separados por 59 puntos en la clasificación, Málaga y Real Madrid se parecen hoy en algo: ni siquiera ganar les asegura el éxito. Incluso en ese caso dependerían de los resultados ajenos: para seguir en Primera el Málaga tendría que esperar la derrota de uno de los equipos con 36 puntos (Valladolid, Racing o Tenerife) y el Madrid, para campeonar, necesitaría que el Barça no venciera.
Hasta se podría dar la curiosa situación de que el futuro de ambos equipos se decidiera en el Camp Nou; imaginen ese último minuto de hermanamiento radiofónico, unos rezando por el triunfo del Valladolid y otros por su derrota.
Asumidas las interferencias, será la concentración el primer requisito del ganador. Para el Madrid será el séptimo partido sin alternativa y de vencerlo cumplirá el objetivo que se propuso después de ceder contra el Barcelona en el Bernabéu: siete de siete. De completar esa tacada habrá convertido el segundo puesto en un puesto de campeón (será el mejor Madrid de la historia de la Liga a domicilio), pero de no hacerlo transformará las cañas en lanzas; quienes sostienen que el equipo siempre falló en los momentos clave (dobles partidos contra Alcorcón, Lyon, Barça...) encontrarán un nuevo argumento, y quizá definitivo, contra Pellegrini.
El Málaga, por su parte, sólo ha ganado un encuentro de los últimos catorce (2-0 al Villarreal), lo que le convierte en el equipo de Primera que lleva más tiempo sin ganar y da fe de un derrumbe que, de confirmarse, amenazaría incluso la supervivencia del club.
Así las cosas (así de dramáticas), los equipos se toman el partido como una final, la del transistor. El Madrid incorpora cambios en la defensa por la ausencia de Arbeloa (sancionado): Garay entrará como central y Ramos se desplazará al lateral derecho. Más notable parece el regreso de Van der Vaart por delante de un tocado Kaká. En el Málaga, Muñiz sólo duda entre Baha y Benachour, acompañado, quien resulte elegido, por lo mejor disponible, incluido Mtiliga; de su duelo con Cristiano saldrá el otro morbo del partido.
Queda por decir que el anfitrión también se puede salvar perdiendo y que esa carambola niega la del Madrid. Así son las cosas: cara o cruz.