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Liga BBVA | Almería 2 - Sevilla 3

Milagro de Champions

Rodri marca el gol de Palop y hace cuarto al Sevilla

<b>LOCURA. </b>Rodri, fuera de sí, celebra el gol con Lolo mientras Capel, Cala, Varas y Renato llegan desde atrás y Juanma Ortiz pide calma.
LOCURA. Rodri, fuera de sí, celebra el gol con Lolo mientras Capel, Cala, Varas y Renato llegan desde atrás y Juanma Ortiz pide calma.agencia

Lloraban el Sevilla y Negredo, autoexpulsado como un niño con una Champions y muchos millones de euros en juego. Una temeridad. Y reía el Mallorca, con Manzano y sus chicos sentados en el césped de Son Moix, viéndolo en una pantalla gigante y frotándose las manos. Ellos también lo merecían. Ya nadie daba un duro por el Sevilla, con un futbolista menos, roto y malherido, entregado a las carreras imposibles del galgo Navas. Su último centro, agónico, terminó colgado en el aire. Y apareció Rodrigo Ríos Lozano, Rodri, un chico que cumplirá 20 años en junio del que empezó a haber noticias la temporada pasada cuando brillaba en el equipo juvenil. Rodri, escorzo imposible, fue el ángel de la guarda del Sevilla. Su gol metió al equipo de Álvarez en la previa de la Champions sobre la hora en una buena metáfora de lo que ha sido la temporada para el Sevilla, con un final que ha merecido la pena y con una cantera que arregla descosidos. Pero con ciertos errores por el camino. Sobre la victoria es más sencillo reedificar ese gran edificio que es el Sevilla.

Fue un gol del destino, porque Rodri tenía previsto aparecer en el campo para salvaguardar el resultado y dar descanso a Kanouté. Pero cuando Negredo fue expulsado y José Ortiz modeló esa obra de arte que fue el 2-2, Álvarez no miró a Luis Fabiano, se la jugó y siguió con su apuesta: Rodri. Seguramente alguien le explique estos días que ha hecho uno de los goles más importantes de la historia del Sevilla, que suma su tercera clasificación en cuatro años para la Champions (en este caso, para la previa). Puede decirse que Rodri hizo el gol de Palop, cuando el Sevilla estaba más allá del alambre. Aquel valió con el paso de los meses un título. El de anoche en Almería, la estabilidad de un proyecto.

Pocas imágenes más simbólicas que la de José María del Nido en el palco, emocionado después de un final durísimo, dramático. Hubo lágrimas de alegría en el vestuario, reverencias a Navas por su insuperable partido y aplausos al Almería, que dignificó la competición con un despliegue espectacular y que desbordó al Sevilla buena parte del partido. Con Crusat explosivo, Piatti valiente, Soriano llegador. El Almería se entregó en el partido con el mismo romanticismo que predica su entrenador, Lillo, que casi deja sin Champions al Sevilla. Porque ya casi no quedaba nada, apenas un balón al área más. El balón que pudo cambiar la vida de Rodri y, desde luego, el balón que hace indestructible el proyecto del Sevilla.