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Liga Adelante | Las Palmas 1 - Cádiz 1

Un empate venenoso

Las Palmas no puede con un Cádiz lleno de usura

Valentín De Félix
<b>AMURALLADO. </b>Gregory Beranger intenta un pase frente al entramado defensivo que planteó ayer el Cádiz en el Gran Canaria.
AMURALLADO. Gregory Beranger intenta un pase frente al entramado defensivo que planteó ayer el Cádiz en el Gran Canaria.carlos díaz

Este empate esconde verdades a medias y honrosas injusticias porque durante muchos minutos Las Palmas se mostró como un equipo más sabroso que abundante, mientras que el Cádiz bajo una máscara encomiable, sobre todo después de quedarse con uno menos, tuvo pinta de grupo rutinario. El punto amarga a los anfitriones, que mostraron un repertorio inédito hasta la fecha, con Jorge sobresaliente, mientras que en la acera forastera la igualada alcanzó aromas épicos. Los gaditanos, lastrados por las carencias en la generación de fútbol, apelaron a la solidaridad defensiva y a las manoplas gigantes de Dani.

Antes que Ogbeche mostrara la única sutileza ofensiva del Cádiz en el 0-1, la Unión Deportiva ya había puesto precio a la portería visitante. Rondón, nada más empezar, y después Javi Guerrero, en un mano a mano, alteraron el ritmo cardiaco de la zaga andaluza, que se encomendó a la pericia de Dani para salir indemne del compromiso. El punto álgido de esta actuación llegó cuando a bocajarro desvió por dos veces una volea de David García y un chutazo de Sergio Suárez. La serie de latigazos acabó con un cabezazo violento de David García que se marchó alto. El Cádiz sufría mucho, pero mantenía la ventaja, mientras que los hombres de Paco Jémez dominaban el centro con holgura y afilaban su fútbol por las bandas.

Como pocas veces en esta Liga, e incluso en la pasada, Jorge acometió la tarea de distribuir el juego. Aquélla que se olvidó de ejercer en otras tardes. Su figura se engrandeció con pases al hueco, con aperturas, con temple en el momentos delicados y galones para capitanear la embestida. Fleurquin y Ormazábal sólo lo vieron pasar, siempre llegaron un segundo tarde y se fundieron en perseguir sombras.

Tras el descanso, en seis minutos, Ormazábal rompió la baraja. Fue el tiempo que transcurrió entre su primera y segunda tarjeta amarilla. El medio se precipitó en una acción sin trascendencia frente al ex gaditano Miguel García. Tres minutos después, Javi Guerrero aprovechó la circunstancia y la única migaja que dejó Dani en el área pequeña. El gol, con muchos minutos por delante, tenía visos de continuidad en el eletrónico, pero Víctor Espárrago sacó a Erice y taponó cualquier atisbo de bondad futbolística local, a los que se le secó el caudal.

De ahí al final, el uruguayo apiló a su ejército en una infranqueable Línea Maginot, al igual que los franceses frente a los alemanes en la Gran Guerra, y convirtió su área en una trinchera. Mientras, Las Palmas, sofocada por la ansiedad clasificatoria, apostó todo su botín a los balones aéreos hacia Márquez y Rondón, pero sin aportar soluciones, por lo que sangría continúa.