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Europa League | Atlético - Fulham

Ni Fulham ni Pupas: el Atlético se ve campeón

Once clásico para ser el primer vencedor de la Europa League

<b>UN NUEVO FORMATO ESTRENA PALMARÉS.</b> El Atlético se entrenó ayer en el estadio en el que buscará el segundo título europeo de su historia, tras la Recopa del 62. Después perdió finales en 1963, 74 y 86. El trofeo del 62 se logró en suelo alemán, en Stuttgart, y se espera repetir hoy en el moderno Hamburgo Arena e inaugurar así el palmarés de la Europa League.
reportaJe gráfico: F. Sevillano, Ch. díaz y p. andrés

¿Qué hacías tú el 2 de mayo de 1986? Yo, 8 años, con mi padre en un bar de la playa viendo bailar a unos rusos cuyos nombres desconocía entonces y son mitos hoy. Cada uno tendrá su recuerdo; difusos los que éramos niños, ninguno los más jóvenes. Y aquella fue la última final europea del Atleti, si buscamos un título hay que viajar al 62 y los testigos escasearán aún más. Por eso, la final de hoy trata de recuerdos. No de perpetuarlos, no, de enterrarlos y empezar a vivir un presente acorde con la historia, con aquel pasado, con esta afición.

Una afición tan castigada últimamente que lo de la nube volcánica ya es cebarse. Parece que el destino no será tan cruel y podrán volar todos. Dedos cruzados. Si un equipo que olía a descenso en noviembre va a jugar dos finales en mayo, el optimismo es ley. Así que se espera que Hamburgo, con poco ambiente ayer, se tiña hoy de rojiblanco. Aunque con el viento y el Atleti, certezas las justas.

Por eso mismo inquieta el cartel de claro favorito, aunque los futbolistas lo han asumido con sensata normalidad. Cuando se les pregunta sobre los peligros del Fulham, repiten tres conceptos como un mantra: defienden bien, ojo a la estrategia y Bobby Zamora. Sencillo, quizás escaso, pero suficientemente efectivo como para haber pasado por encima de Shakhtar, Juventus, Wolfsburgo y Hamburgo hasta llegar a esta final. Eso sí, fuera de Craven Cottage, los gigantes vuelven a ser molinos.

En el Atleti la noticia es que no hay noticia: juegan los obvios. El monje zen De Gea, imperturbable en Anfield y apostaría que también aquí. La defensa estándar de Quique con el liderazgo silencioso de Domínguez y el ardor guerrero de Ujfalusi dando vida a los mejorados Perea y Antonio López. Assunçao y Raúl García pondrán el despliegue y Reyes y Simao, el desborde. Y luego, ya lo saben, Kun y Forlán. Lo repito porque me da paz: Kun y Forlán.

Dudas. En el Fulham, Zamora y Duff llegan tocados, pero jugarán hasta que tengan que sacarlos en parihuelas. El primero es el gol y el segundo, el desborde. Son los grandes peligros ingleses, con Gera y Dempsey como segundos espadas. En mediocampo manda Murphy, curtido en mil batallas con el Liverpool pero justito de fútbol. Y en defensa, Hangeland comanda una defensa ordenada e imponente por alto, pero algo lenta, por lo que Kun y Forlán pueden llegar con soltura hasta Schwarzer si andan inspirados. Y andarán. Para que cuando en el futuro alguien pregunte qué hacías tú el 12 de mayo de 2010 la respuesta sea un trueno: celebrar un título del Atleti.