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Europa League | Atlético - Fulham

Griffa: "Las finales no se juegan, las finales se ganan"

"Espero que lo hagan como nosotros en Stuttgart"

Jorge Griffa.

"Llegar a estas dos finales es un cambio de tendencia, una invitación al optimismo para los atléticos, pero ojo, ¡las finales no se juegan, las finales hay que ganarlas!". Jorge Bernardo Griffa aumenta el tono de voz, persuasivo y carismático, como hacía hace cinco décadas en el Metropolitano y en el recién estrenado Manzanares. Y a los 74 años aún impresiona. Es el antiPupas. No reconoce un Atlético sufridor ni perdedor. Y quiere que el conjunto rojiblanco vuelva a ser un equipo ganador en Hamburgo e igual que ellos ganaron la primera Recopa de la historia, el Atlético gané la primera edición de la Europa League.

El mítico defensa colchonero argentino recibe a AS en su casa de Buenos Aires. Fue un central ganador, igual de duro con sus rivales que con sus compañeros. "¡Corre! ¡Como no corras te ahorco!", le decía a sus compañeros si no se vaciaban sobre el césped. Fue un ganador que enseñó al Atlético a ganar y ganó mucho en la década de los 60. Entre otras cosas el único título europeo que hay en las vitrinas colchoneras. La Recopa de 1962.

Cuando habla de la final del Atletico ante el Fulham se le inyectan los ojos en sangre. No le vale otra cosa que no sea ganar la Europa League. Se retrotrae a 1962 al hacerse la foto con la réplica de la Recopa y ordena a los actuales jugadores del Atlético, como lo hacía a sus compañeros: "Nosotros la ganamos y ustedes tienen que ganarla. Espero que jueguen la final en Hamburgo como nosotros en Sttutgart. Os repito: ¡las finales no se juegan, las finales se ganan! Deseo que el Atleti gane las dos finales".

Griffa recuerda con vehemencia y un punto de nostalgia a su Atlético: "¡Éramos una máquina! Teníamos tan gran equipo que antes de los partidos, sobre todo de locales, nos juntábamos y decíamos: '¿cuántos les hacemos a estos? Ví jugar a mi equipo de forma excepcional. Y a la Fiorentina le ganamos bien en aquella final". Y recita los nombres de Rivilla, Calleja, Mendoza, Peiró, Collar, Adelardo, Ufarte... Más tarde Gárate, Irureta o Luis. "Eran mis amigos, en los partidos y en los entrenamientos les trataba a cara de perro, como a los rivales. Pero fuera nos tenemos aún un gran afecto. Me ayudaron a formarme como personas y yo les ayudé a aprender a ganar".

Ganador. Recuerda como su Marcelo Bielsa, su alumno en Newells, le contó un encuentro con Luis Aragonés. El actual seleccionador de chile le preguntó qué era Griffa para el Atlético y Luis le contestó: "Griffa nos enseñó a ganar". El defensa argentino lo explica: "No entendía lo que era perder, tenía un espíritu terriblemente ganador. Un equipo donde yo estuviera no podía perder. Y aquel Atleti perdió poco". Cuando se le rebate que era un zaguero durísimo y muy agresivo, se describe como futbolista: "Era un jugador tremendamente positivo, limitado técnicamente. Avasallaba con mi juego. No provocaba miedo, provocaba terror en los delanteros. Pero el temperamento hay que emplearlo bien, no se trata de deslealtad o desprecio a los rivales y compañeros. El fin de mi temperamento era tomar la bandera del Atlético y llevarla al punto más alto, esa era mi idea y mi orgullo, llevar al Atlético a lo más alto. El triángulo entre el club, mis compañeros y yo debía ser infranqueable para lograr la victoria".