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Liga Adelante | Hércules 4 - Salamanca 0

Sale el sol en el Rico Pérez

El Hércules recupera la segunda plaza. Lesma expulsó a tres jugadores del Salamanca. Tote, Farinós, Goiko, en propia puerta, y Kiko, goleadores

<b>ALIVIO BRUTAL. </b>Tote, con el balón en la mano, Peña, Rodríguez, Danciulescu, Farinós, Tiago y Delibasic celebran el primer tanto del Hércules.
ALIVIO BRUTAL. Tote, con el balón en la mano, Peña, Rodríguez, Danciulescu, Farinós, Tiago y Delibasic celebran el primer tanto del Hércules.

Por mucho que llueva, por mucho que arrecie el temporal, por mucho que parezca que se va a acabar el mundo, al final, siempre sale el sol. El tsunami que había devastado al Hércules durante las últimas siete semanas desapareció ayer. Justo a tiempo. Cuando casi todos los demás rivales en la lucha por el ascenso se habían dejado puntos en el camino. Fueron cuatro goles en 90 minutos cuando en 630 sólo había logrado uno. Fue un cambio de semblante, una descarga brutal de tensión. El Hércules ha recuperado la segunda plaza y lo que es más importante, ha invertido la caída libre. Todo acabó muy bonito, con una hinchada resucitada que esperó para vitorear esta vez a los jugadores, pero no me olvido de que Lesma López y los jugadores del Salamanca allanaron el camino. El árbitro madrileño expulsó a tres futbolistas de la Unión en dos minutos. Quizás, con el reglamento en la mano, fueron tres expulsiones justas, pero dejar a un equipo con ocho sin haber dado una patada en todo el partido es digno de récord Guiness.

Fue la jugada que destrozó el partido para jolgorio de la afición blanquiazul. Con 1-0 y el Salamanca apretando, Gerardo cogió un balón en la medular y mandó un pase genial a la espalda de un central. Delibasic se desmarcó en diagonal hacia el interior del área y cuando fue a meter la cabeza para rematar, Goiko decidió hacerle una llave de judo. Penalti claro y expulsión rigurosa. Y ahí empezó el baile de futbolistas que acabó con un Salamanca que más parecía un equipo de fútbol sala. Entre que Farinós lanzaba o no lanzaba fueron desfilando a los vestuarios Goiko, Sevilla y Rossato, estos dos por protestar, y ahí se dio carpetazo al partido y la crisis blanquiazul.

No obstante, antes de que Lesma López se desmelenara expulsando a diestro y siniestro, el Hércules fue muy superior. El equipo blanquiazul salió dispuesto a desencallar definitivamente la nave y lo consiguió. Esteban sorprendió colocando a Tote pegado a la banda derecha y a Danciu, por detrás de Delibasic, aportando más trabajo que otra cosa. Y le salió bien. Todo el mundo en Segunda sabe que el madrileño requiere una atención extra si no quieres que te la líe. Por eso, cada vez que recibía en banda, dos hombres le salían al paso. Esto lo aprovechó Tiago que encontró una fisura en el centro del entramado charro. Así, lo intentó por dos veces en tiros de mediana distancia. También el propio Tote desbordó a su par, poco después, pero cruzó demasiado. El Hércules movía y tocaba esperando que el Salamanca cayera de maduro. Y como tantas otras veces, el gol llegó a balón parado. Sendoa botó un córner que despejó mal la defensa, Danciu prolongó de nuevo al segundo palo, y allí apareció Tote, de cabeza, para romper un maleficio que ya olía a podrido. El Hércules se daba con un canto en los dientes con llegar así al descanso pero Danciu aún intentó agrandar la brecha con un derechazo que salió fuera por poco. Del Salamanca no había noticias.

Jugada clave.

Tras el descanso, D'Alessandro intentó agitar el árbol dando entrada a Linares y lo cierto es que dio alguna sensación de peligro. Dos faltas frontales de Salva Sevilla pusieron en aprietos a Calatayud e hicieron revivir fantasmas al Rico Pérez. Esteban reaccionó rápido, refrescó el equipo y dio entrada a Gerardo. El asturiano, que no jugaba desde Anoeta, volvió a cumplir y se sacó de la chistera el pase que acabó por despedazar la contienda. Con el 2-0 y el carrusel de rojas, en dos minutos se pasó de temer por la victoria a intentar no hacer sangre de la desgracia charra.

Cayeron dos goles más. La diferencia numérica casi lo exigía. En otras circunstancias, el Hércules quizás, habría levantado el pie del acelerador. Pero había que matar y rematar la crisis. El tercero se lo hizo Cuéllar en propia meta, tras un buen centro de Sendoa y después de que Portillo peinara el balón. Y entre olas y olés del público llegó el golazo de la jornada. Farinós dejó solo a Kiko con un gran pase que el canterano culminó con un derechazo a la escuadra.