Conjura en Torremolinos para salvar al Málaga

Ahora que la necesidad aprieta más que nunca, el Málaga no quiere fisuras ni transmitir síntomas de debilidad. Por eso, plantilla y técnicos se reunieron tras el entrenamiento de ayer en un restaurante de Torremolinos para limar asperezas y estrechar lazos. Terapia de grupo para conseguir los puntos necesarios que sellen la permanencia en Primera. Quedan cinco partidos y los más veteranos quieren que, sobre todo, los más jóvenes y algún que otro despistado remen en la misma dirección.

El Málaga siempre ha cimentado sus proyectos alrededor de un grupo humano fuerte y cohesionado. Y eso es lo que se busca ahora, que los albicelestes sean el todo y prevalezca por encima de la parte.

El Málaga terminó la sesión de entrenamiento de ayer pasadas las 12:00 horas. Poco a poco y de manera escalonada, fueron llegando los jugadores y los miembros del cuerpo técnico al restaurante Andramar de Torremolinos. Allí disfrutaron de un almuerzo que amenizó con sus chistes Manolo Doña, invitado al acto. En una mesa aparte se situaron los técnicos, recuperadores y utilleros. Muñiz, Dely Valdés, Paco Ruiz, Enrique Ruiz, Marcelino Torrontegui, Rafa Mondragón, Miguel Zambrana... Esta comida tenía un significado tan especial que hasta acudió el lesionado Manolo Gaspar, uno de los más queridos dentro del grupo.

Después de la tensión del partido de Valladolid y la decisión de cerrar los entrenamientos al público, esta cita ha saneado mucho el ambiente. Ya se piensa en lograr una victoria en Mallorca, que sería el triunfo de todos. "Sabemos lo que nos jugamos, y si algo caracteriza al equipo es que está concienciado y unido para hacer las cosas bien. Si hay algo en este vestuario es unidad", sentenció Juanito.