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Liga BBVA | Osasuna 2 - Málaga 2

Pandiani, Baha y lío arbitral

El uruguayo anotó dos goles. El marroquí hizo uno y facilitó otro. Muñiz Fernández, se tragó un penalti de Monreal a Mtiliga. Iván y Sergio, expulsados

<b>UN PARTIDO IGUALADO. </b>Felipe Caicedo intenta progresar con la oposición de Puñal. Vadocz observa la jugada desde atrás. Como Fernando, éste más alejado.
UN PARTIDO IGUALADO. Felipe Caicedo intenta progresar con la oposición de Puñal. Vadocz observa la jugada desde atrás. Como Fernando, éste más alejado.

El mano a mano entre Walter Pandiani y Nabil Baha fue de lo poco saludable que ofreció el deplorable partido de anoche. El uruguayo aprovechó la candidez y el manojo de nervios de Iván y Orozco; el franco-marroquí, futbolista de garra, dio un gol a Caicedo (con la colaboración de Josetxo que erró en el despeje) y anotó el 2-2 tras recoger un rechace de Ricardo.

Y pésima actuación de Muñiz Fernández. El peinadísimo colegiado asturiano estuvo peor que el partido. En la jugada del 2-1, Monreal se llevó el balón con la mano antes de centrar sobre Aranda. Gol de el Rifle; en el minuto 84, el propio Monreal derribó de manera escandalosa a Mtiliga dentro del área. Penalti escandaloso; después Osasuna pidió otro por una mano de Iván a quien perdonó la segunda por una terrible entrada sobre Galán, antes de mostrarle la roja por otra entrada que como mucho era amarilla... por no hablar de la sorprendente expulsión de Sergio a causa de algo que escuchó, o interpretó el cuarto árbitro. Un desastre.

Osasuna comenzó como siempre. Fútbol directo, presión a la salida de balón de su rival, pelotazos largos y a encomendarse a la voracidad de sus delanteros; el Málaga salió frío, triste y fuera de lugar, con una pareja de centrales, Iván y Orozco, todo un manojo de nervios. Y pasó lo que pasó. Sólo habían pasado 10 minutos cuando el vallecano Camuñas puso un balón en el interior del área. Orozco midió mal el salto y pierde la espalda ante Pandiani quien convirtió semejante regalo en su noveno gol. Aquello apuntaba a goleada.

El Málaga jugaba ideas, sin referentes arriba, Caicedo y Baha, sin afluentes que les den vida, subían y bajaban en busca de balones. Dos Robinsones sin su Viernes. Mas Osasuna se relajó. Malo.

Baha es un futbolista que, de manera injusta, no goza del fervor de un significativo sector de su afición por su fútbol de albañilería, lejano a las pinceladas y cohetes de otros que al final aportan menos. Pero es valioso. Y lo demostró. En el minuto 32 se fue con elegancia por la banda izquierda. Y lo repito, con elegancia. El franco-marroquí no es un zoquete con el esférico en sus pies. Su centro dio en el talón de Josetxo, poco atento. El ecuatoriano Caicedo aprovechó el regalo para anotar el 1-1. Su tercer gol.

Pero no se vayan a creer que el Málaga se vino arriba tras encontrarse con un botín que excedía a sus méritos. Y mientras, Muñiz Fernández empezaba a calentar motores. Se estrenó encendiendo los ánimos de Duda a quien, con demasiado teatro, le mostró una cartulina amarilla y encima, le daba una explicación magistral de lo generoso que era por no sacarle la roja. El portugués se lo quería comer.

Error y 2-1. Mientras el árbitro asturiano consolidaba su festival, el Málaga salió en el segundo tiempo igual de miedica que en la primera mitad. Le pasó lo que le pasó. Sólo habían pasado cuatro minutos cuando Monreal se llevó de manera ostensible un balón con la mano. La jugada siguió en medio del asombro general, con un balón que metió el malagueño Carlos Aranda. Iván despejó con la cabeza de manera tan calamitosa que en realidad dio a Pandiani una asistencia de seda. Décimo tanto del charrúa.

El equipo de Camacho tenía el partido donde quería; Muñiz, desesperado, quitó a Caicedo, a quien el árbitro advirtió que mandaría a la calle si seguía dando codazos a sus adversarios, para dar entrada al futbolista-gaseosa por excelencia: Forestieri. También puso a Apoño, que lleva toda la Liga castigado por las lesiones; pero hasta jugando al 30 por ciento es un futbolista superior.

El 2-2 llegó cuando menos se esperaba. Duda, que lleva varias semanas desaparecido en combate, colocó un balón que Baha cabeceó con fe. El rechace del porterto Ricardo, llegó nuevamente al '7' del Málaga quien anotó su quinto gol. 2-2 y la estrella estrellada terminó siendo el señor colegiado. Y el empate que sabe a poco. O a mucho. La peña está tan ahogada que sumar sabe a gloria.