Los clásicos de Bernardo Salazar
Di Stéfano, el hombre que cambió la historia
Hasta su llegada, en 1953, el Barça había dominado durante las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco. El Madrid sólo había superado a su rival en la corta etapa republicana.
Hasta 1953, los logros del Barcelona fueron sensiblemente superiores a los del Madrid, fundamentalmente por los triunfos conseguidos bajo las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco. Sólo en la corta etapa republicana el club de Chamartín había superado a su rival blaugrana.
Entre mayo y septiembre de ese año se suscitó un pleito entre ambos clubes cuyo resultado final cambió el curso de la historia. Alfredo di Stéfano, futbolista argentino, célebre por su calidad, pero también con peligrosos antecedentes por incumplimientos de contrato, desembarcó en Barajas el 22 de mayo de 1953.
El Barça había adquirido sus derechos al River Plate pero no llegó a un acuerdo con Millonarios de Bogotá, propietario de los mismos hasta finales de 1954. Di Stéfano estaba sancionado por la FIFA, el Madrid compró su tránsfer al club colombiano y la situación exigió de un desenlace pactado entre los dos clubes españoles. Un caso complicado y que se resolvería favorablemente para el club que presidía Santiago Bernabéu.
Su rendimiento en el club merengue fue extraordinario y don Alfredo se convirtió en el principal artífice de los triunfos deportivos del Real Madrid.
Fue a partir de ese momento, y hasta el día de hoy, cuando determinados personajes del barcelonismo intentaron ocultar los graves errores cometidos por los directivos culés en las decisiones que llevaron a que el futbolista no luciese la camiseta blaugrana.
Se ha escrito con muy poco fundamento sobre intervenciones del presidente de la Federación Española, del general Moscardó e incluso del mismísimo Francisco Franco; de espionajes inexistentes e intervenciones amenazantes de la Fiscalía de Tasas. Algunos han escrito novelas que por su capacidad de inventiva merecerían haber figurado como finalistas en los Nadal y Planeta. La realidad es que Di Stéfano cambió el curso de la historia.