Webó rescata un punto de Champions en Almería

Escondido en el banquillo de Gregorio Manzano, Pierre Webó espera paciente sus minutos. Rara vez ha salido de inicio esta temporada. El mismo hombre que condena a Etoo a jugar en Camerún fuera de su sitio, es suplente de Aduriz. Pero no es peor. Ayer le bastó el primer balón que pasó cerca de su cabeza para rescatar un punto en Almería que al Mallorca le sabe a gloria. Por cómo se desarrolló el partido y por lo que supone. Mereció más el Almería, que dominó el partido y dispuso de más y mejores ocasiones. Pero aquí se trata de marcar, no de merecer. Y el gol de Webó sirve para que el Mallorca siga la estela del Sevilla. Empate a 48 puntos en la cuarta plaza.

Pero antes del desenlace, hubo un comienzo y un nudo. Lillo se vio con un solo central sano y en lugar de reconvertir a cualquiera, prefirió cambiar el sistema. Dispuso un 3-4-3 al más puro estilo Cruyff. Con Pellerano de libre y dos laterales que nunca renunciaron a subir la banda. Admirable la valentía de Lillo, que compensó el dibujo con cuatro hombres de grandísimo poderío físico en el centro del campo. Manzano no vio la jugada y tuvo que recomponerlo todo al descanso.

El partido fue entretenido de inicio a fin. Con ocasiones, descaro y dos equipos con propuestas honestas. Dio primero el Almería. Cisma sacó su guante desde el costado zurdo y Kalu Uche firmó su séptimo kaluchazo adelantándose a un Ramis que todavía no había tomado el pulso al partido. A partir de ese momento, los rojiblancos concedieron el balón al Mallorca, que lo intentó pero careció de pegada. Al Almería le bastaba con esperar y sacar a relucir su endiablada velocidad.

En la segunda mitad, el Almería fue a matar el partido. Monopolizó balón y ocasiones. Soriano y Uche fueron los más activos, pero repitieron los pecados del Mallorca en la primera mitad. Más intenciones que puntería. Los bermellones sólo inquietaron con un buen chut de Varela que desbarató Alves y una chilena fallida de Webó. Cisma estrelló una falta en el larguero y Webó respondió con un gol que hoy es Champions. Mañana ya veremos. Y Lillo, a casa sin premio a la valentía, a un fútbol que ya no existe.