Un empate lleno de regalos

El Molinón fue escenario de un empate tan insulso como raro. El Xerez necesitaba la victoria para mantener el sueño de evitar el descenso y el Sporting precisaba tres puntos para asegurar la continuidad en Primera. Los xerecistas no dieron sensación de tener la tensión que les obliga la clasificación y los de Preciado se empecinaron en no ganar. Fue un partido que estuvo marcado por los regalos de los goles, además de otras jugadas en las que las defensas estuvieron marcadas por los despistes y las delanteras se distinguieron por la falta de acierto. Los cuatro goles fueron regalos propios de un domingo de Pascua.

El Xerez, más necesitado, asumió con más decisión el mando del partido. El estilo andaluz le vino bien al Sporting, porque los rojiblancos exhibieron un aceptable dispositivo defensivo, con una gran seguridad en el juego aéreo, y tuvieron una fase de unos 25 minutos en la que dejaron en evidencia a la zaga gaditana.

Los xerecistas intentaron asustar en los primeros compases con balones largos, para intentar ganar la espalda de los defensas rojiblancos. Sin embargo, no lograron su objetivo, aunque dispusieron de alguna llegada aislada con cierto peligro. La más nítida fue de Momo, quien ganó la posición a Gregory y Canella, pero su disparo encontró a Juan Pablo. En la réplica llegó el tanto gijonés, en un pase vertical de Rivera, con anticipación de Diego Castro, quien en su amago se descompensa en el aire y engaña a Renan.

El equipo de Gorosito acusó el tanto, que, por otro lado, espoleó a los de Preciado. El Sporting tuvo una fase de fútbol de floritura, lleno de exquisiteces, pero sin rematar la faena. Camacho, tras una espectacular jugada de Diego Castro, no encontró la portería rival, así como otro disparo en una internada vertical de De las Cuevas. El Sporting hacía un fútbol brillante, pero le faltaba tener puntería. El Xerez no se descompuso, pese a verse desbordado con relativa facilidad. Esto le permitió esperar a que el equipo rojiblanco acusara el gasto físico para buscar a Juan Pablo. Los andaluces estuvieron más centrados en el último cuarto de hora, con el rival más cansado.

Con el Sporting a la deriva, el Xerez tuvo algunas pinceladas de peligro en acciones asiladas, casi siempre con Momo y Carlos Calvo de protagonistas. A cinco minutos del descanso, una entrada de Lora a Calvo acabó con el xerecista en el césped, ante la inhibición de José Luis González. Si llega a sancionar con penalti no hubiera pasado nada. En el inicio del segundo tiempo ya se apreció que el Sporting salía poco metido en el juego, mientras que el Xerez aumentó tímidamente su tensión, bien llevado por Keita. Después de un aviso de Orellana, al que respondió bien Juan Pablo, llegó el empate de Bermejo, al aprovechar un error de cálculo de Botía, en un lejano pase telegrafiado de Leandro Gioda.

El tanto fue un toque de atención para los gijoneses, que desempataron casi a continuación. Una buena jugada de Diego Castro acabó con un disparo desde el borde exterior del área de Luis Morán. Renan rechazó en corto y De las Cuevas adelantó nuevamente a los locales.

Soluciones.

Gorosito buscó alternativas. Al Sporting le vinieron bien las sustituciones de Carlos Calvo, primero, y de Momo, después, porque eran los jugadores que creaban complicaciones en la defensa gijonesa. La entrada de Armenteros y de Míchel obligó a modificar el dibujo táctico, con dos delanteros específicos, aunque Bermejo tenía frecuentes caídas a las bandas, donde no hace daño al rival.

El partido tenía un desarrollo demasiado tranquilo, sin ninguna intensidad. Preciado intentó dar un giro con la entrada de Kike Mateo, para lo que retiró a Luis Morán y desplazó a De las Cuevas a la banda derecha. El Sporting se estrellaba en sus errores, además de facilitar la igualada en un despiste de Rivera, con un pase atrás, que aprovechó Alustiza. Era la única forma que tenía el Xerez para empatar.

La fase final fue muy deslucida. El Xerez daba muestras de debilidad atrás y el Sporting no estaba a su altura. Hasta Preciado sorprendió sacando a Matabuena, cuando para buscar el triunfo era más oportuno Bilic. Así se llegó a un empate que no sirve a ninguno de los dos.