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liga bbva | barcelona 4 - athletic 1

Próxima parada: Santiago Bernabéu

Los problemas físicos, único lunar para un Barcelona que goleó al Athletic y movió sus piezas con la mente puesta en una semana en la que se juega su futuro en Champions y más de media Liga en el Clásico. El Athletic sólo fue valiente en la segunda parte, ya con el partido muy cuesta arriba. Estreno goleador de Jeffren, doblete de Bojan y gol de Messi para un Barça de actitud intachable, muy concentrado pese a la ausencia de piezas básicas en el equipo inicial: Alves, Keita, Xavi, Iniesta, Pedro o Ibrahimovic, que sintió molestias en el calentamiento.

<strong>GOLEADA DEL BARCELONA.</strong>
GOLEADA DEL BARCELONA.

La noche fue casi redonda para Guardiola, que hizo malabares con la alineación y planteó un partido pensando en tres: éste ante el Athletic, el del Arsenal y la madre de todas las batallas ligueras ante el Real Madrid. Era un día peligroso por las rotaciones, por la llegada de un equipo con mucho que ganar y casi nada que perder y por su situación entre la exhibición sin K.O. en la ida de Londres y la vuelta, cuesta abajo pero con colmillos. Y el Barcelona respondió con actitud concentrada y responsable, con la intensidad y el hambre de quien sabe que la Liga se gana en el Bernabéu pero se pierde en estos partidos, que conforman los huesos y las arterias del campeonato en la frenética carrera de Real Madrid y Barcelona. El equipo azulgrana, que convive con esa realidad diaria, se olvidó de los apreturas (Málaga, Osasuna...) y jugó con el despertador puesto, motivado y autoritario sin importar la alineación o el dibujo. Fue mejor. Ganó, convenció y dejó una goleada por aquello del goal average. Que nunca se sabe.

Fue casi redonda la noche porque los problemas físicos siguen cercando a una plantilla no demasiado larga y que paga en Liga el impuesto Champions. Ibrahimovic se quedó fuera en el calentamiento con molestias y cara de preocupación. Jeffren, que se estrenó como goleador, y Touré se fueron renqueantes en la segunda parte. Y Guardiola, mientras, escenificó los problemas que las series de velocidad de la Champions imponen en la carrera de fondo de la Liga. Alves había forzado la quinta para llegar al Bernabéu, Milito y Márquez descansaron pensando en las bajas en defensa contra el Arsenal. También descansaron de salida Xavi y Pedro. Keita se quedó en la grada... Total, un Barcelona poco reconocible, con un 4-2-3-1 en el que entró Chygrynskiy, que estuvo notable, volvió Abidal, pletórico, Maxwell hizo de extremo derecho, Jeffren de izquierdo y Bojan de delantero centro con Messi detrás como enganche.

Con Busquets y Touré como doble pivote con más mortero que varita mágica, el Barcelona tardó en tomar la temperatura al partido. Lo dejó suelto sin capitalizar el balón y permitió una salida saludable de un Athletic lanzado por un hiperactivo Susaeta. Pero al equipo de Caparrós le faltó verdadera fe, convicción. Se metió atrás en cuanto el Barcelona empezó a carburar y pasó de atrevido a timorato y de ahí a entregado camino del descanso.

El Barcelona era, claro, actor principal en la transformación del partido: pasó de depender totalmente de Messi para cambiar de marcha a ser colectivo y fluido. Touré y Busquets se impusieron definitivamente en la medular, Bojan funcionó como nueve, Abidal puso energía en su regreso y Messi agitó la mezcla para hacerla explosiva. Hacia el ecuador del primer tiempo el Athletic estaba ya maduro y el mazazo llegó en una jugada 100% Barça, de Messi a Abidal y centro raso del francés que rajó el área y encontró, a placer, el remate de Jeffren. El Athletic pudo responder en una ocasión a bocajarro de Llorente. Después calló ante un Barça concentrado, intenso, cada vez más cómodo. El segundo gol, un buen remate de Bojan, iluminó a Puyol. El capitán es la reserva espiritual del Barça pero es mucho más que eso. Su presencia en el campo garantiza ética, esfuerzo, corazón. Le tocó ser lateral y se pasó el partido haciendo de Alves hasta que robó en una salida en falso de Javi Martínez y se disfrazó de Xavi para asistir en el área a Bojan. Y mientras fue siempre Puyol. Inmenso, sincero, poderoso. Alguien en el que sus compañeros saben que pueden, bajo cualquier circunstancia, confiar de forma ciega.

La hora de las reivindicaciones: Bojan, Valdés...

El marcador dejaba el partido en vías de extinción al paso por el ecuador, y fue mérito del Athletic mantenerlo vivo, al menos entretenido, con una segunda parte en la que tuvo el descaro y la ambición que le faltó cuando pudo hacer daño real. Con Yeste y Toquero acumuló posesión y remates hasta que entró Xavi y el Barcelona volvió a una rutina lustrosa, adornada con otros dos goles de impecable factura. Primero Bojan reventó la red tras otra buena asistencia de un Abidal pletórico, después Messi marcó a bocajarro una combinación eléctrica de los recién entrados. El Athletic se deslabazó una décima de segundo y el balón acabó en su red: Xavi, Pedro, Messi. Visto y no visto.

De ahí al final siguió la vida y el partido fue de fogueo pero bonito. Susaeta encontró en el gol el premio a su buen partido e Iturraspe se encontró por dos veces con un Valdés gigante que vive instalado en la madurez plena, excepcional en el mejor momento de su carrera. Iraizoz también se lució, cortesía de Xavi, y el partido terminó con el Barcelona satisfecho y líder, otra vez por delante a la espera del Real Madrid. Una partida de ajedrez que sigue y sigue sin que nadie pierda el paso con el jaque -¿mate?- ya apenas a una semana vista. Ahí la Liga estará en el filo, en juego en cada minuto. Pero antes le toca dar al Real Madrid. El Barcelona ha hecho sus deberes y marca la nueva frontera: 77 puntos. Próxima parada, todo o nada: Santiago Bernabéu.