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Liga BBVA | Almería 1 - Zaragoza 0

Kalu Uche hizo de Messi

Tumbó al Zaragoza tras un jugadón individual. Gabi perdonó el 0-1. Roberto paró un penalti y evitó una derrota mayor. Los de Gay, a dos puntos del pozo

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<b>EN LAS ALTURAS.</b> Jarosik y Acasiete saltan a por un balón dividido.
EN LAS ALTURAS. Jarosik y Acasiete saltan a por un balón dividido.

El Zaragoza se mete en problemas a la misma velocidad que el Almería se invita a soñar con Europa. Lo onírico sale gratis, pensará el rapsoda Lillo. Su equipo no tiene poesía, pero sí cosas que lo hacen muy peligroso. Ni siquiera el Barça pudo ganar en el Mediterráneo. De los culés, mejor dicho, de Messi, aún se acuerdan en Zaragoza. Todavía no se ha recuperado el equipo de Gay de ese shock. Debieron ver fantasmas cuando cogía el balón Piatti. Pero el que ejerció de crack, al final, fue Kalu Uche. El nigeriano marcó un gol de bandera. Es cierto que Pablo Amo y Pulido fueron unas madres, pero el control con el pecho, los dos recortes y la definición con su pierna mala (la zurda), fueron gestos de figura. Pudo estirar el marcador el Almería, pero Roberto detuvo un mano a mano al propio Uche y un penalti a Corona.

El comienzo del partido fue desastroso. Buscaron con tantas ganas algo más de identidad Lillo y Gay, que la perdieron. Tanto esconder bazas, cambiar dibujos y rotar hombres, se tradujo en aburrimiento. Sólo el Zaragoza propuso algo, pero nunca encontró la manera de dar continuidad a su juego, de combinar. Vivió de pequeñas guerrillas y algún tiro lejano. El Almería, ni eso. Aunque al borde del descanso Kalu Uche mandó al limbo una ocasión clarísima. Espejismo que no tapa una cruel estadística: los rojiblancos no tiraron ni una vez entre los tres palos. De hecho, no lo hicieron hasta el gol.

Tuvo que ser Acasiete el que diese algo de emoción al partido peinando sin querer un balón hacia la puerta de Diego Alves. Era la antesala de la ocasión de Gabi, que debió cambiar el signo del choque en un sentido y al final lo cambió en el otro. Suazo le dejó sólo ante el portero brasileño. Con todo a su favor, puso mal el cuerpo y su errático remate terminó chocando con el larguero.

El Zaragoza continuó creyendo en la victoria. Con más fe que tino. Jarosik, Colunga, Suazo... De nuevo guerra de guerrillas. Había recursos, alternativas en el cuadro maño, pero nada de pegada. Todo lo contrario que el rival. Primer tiro y zarpazo mortal. Si Uche diese más continuidad a estas jugadas, sería un verdadero crack. Pero es intermitente. Eso no resta mérito a su magnífica acción en el gol. También es probable que Amo y Pulido se sonrojen cuando vean repetida la acción del gol en la próxima sesión de vídeo.

Cómo estaría el partido que Lillo tenía a Crusat preparado para salir cuando se topó con este inesperado gol. Eso sí, en lugar de amarrar y posponer la entrada del catalán, que llevaba varios días tocado, siguió con su idea. Gay respondió al cambio metiendo a Eliseu. El portugués decepcionó, pero tampoco había motivos para que no fuese titular. Hay quien usa el eufemismo 'rotaciones' para justificar los ataques de entrenador. A Gay le dio uno ayer.

El gol rompió lo que unos llaman equilibrio y otros, simplemente, inoperancia. Cuestión de lecturas. Kalu Uche, crecido, se plantó delante de Roberto. Aunque el nigeriano se durmió un poco, el portero zaragocista estuvo fantástico. Unos minutos después, el propio Roberto amargó la noche a Corona parando un penalti que invita a reflexionar. Iturralde González, que siempre deja una perla, castigó a Ponzio por unas manos involuntarias. Estaba casi de espaldas. Casi fuera del área, casi dentro. Un casi penalti. Quizá sea ésa sea la mejor definición, el mejor resumen.

Y así se terminó un partido del que quedará poco más que el resultado. Aunque las consecuencias sí pueden ser devastadoras. Sobre todo para el Zaragoza. Está a dos puntos del pozo. Se mantiene cuarto por la cola gracias a que Valladolid y Tenerife empataron. Pan para hoy y hambre para mañana. Sus dos perseguidores le tienen a tiro...

Sonríe Lillo en cambio, con la permanencia en el bolsillo y estudiando la manera de hacer creer a su tropa que hay un billete para ellos que pone Europa. El Almería tiene un sueño, y también puntería. Por eso lleva 36 puntos. Al Zaragoza, le falta. Y en Primera, sin puntería, te metes en el lío.