Liga BBVA | Tenerife 2 - Villarreal 2
Y Rossi apagó las velas
Oltra no pudo celebrar como quería su cumpleaños por el gol postrero del ariete. Nino y Culebras voltearon el 0-1 de Nilmar. Partido de alternativas
No estaba el Tenerife para fiestas, tarta ni pasteles en el día que cumplía años su jefe, pero puede decirse que Rossi le apagó todas las velas juntas justo cuando parecía que iban a regalar a Oltra un miércoles tan feliz como estaba el Heliodoro entonces. Nino y Culebras habían encendido la música y bailando estaba el estadio cuando llegó la igualada, los lamentos... y el ruido cesó.
El envite había nacido con intensidad mayor en los locales que en los forasteros, tal vez por saber bien cuánto se jugaban. No obstante, quedó de manifiesto pronto que las urgencias también traen las pifias, los nervios, también los errores. A pesar de un comienzo fulgurante (los de Oltra forzaron un córner y luego probaron fortuna con un lanzamiento desviado de Nino), el paso de los minutos afianzó la idea de un Tenerife impreciso y sin la fluidez de sus mejores tardes. Lo intentaba, pero no con la continuidad y la velocidad que sí se le vio luego. Así, al rato de empezar ya había dejado escapar el propio Nino otra oportunidad que se le escapó por milímetros, y más tarde también hubo que medir con escuadra y cartabón lo poco que faltó a Alfaro para llegar a un servicio de Juanlu, entonadísimo.
Sea como fuere, hubo noticias en un área y también en la otra. No pudo descansar Aragoneses a pesar del intento de dominio total que procuró el Tenerife, e Ibagaza le puso a prueba con un disparo desde el perfil izquierdo que el meta envió a córner. A continuación lo propio sucedió en otro chut de Senna, éste a balón parado, y poco a poco se fue cocinando el gol del Villarreal. Llegó en un momento clave. Faltaban segundos para ganar el descanso cuando Nilmar, certero con la testa, puso el balón a la red. Hubo silencio, luego silbidos.
El partido se decidió en detalles y bien saben en la acera blanquiazul que pudo finiquitarse antes si las dudas con las que emprendió el Tenerife la reanudación llegan a transformarse en goles. Apenas unos segundos de vacilación pudieron llevar al autor del 0-1 también a anotar el segundo, pero su taconazo se paseó por la línea de gol como si aquello fuera el rodaje de una película de suspense. Pero no, la de ayer no era de suspense sino un western, y así fue que empezó una sucesión de golpes trepidante, diríase que hasta maravillosa si no fuera porque la sufrió, y mucho, Diego López. El vendaval fue extraordinario, tanto como sucede cuando el Tenerife se pone pinturas de guerra. El largometraje transcurre así: cabezazo de Richi fuera, disparo de Juanlu desde la derecha, oportunidad para Alfaro... y gol de Nino. Es la diferencia. Donde otros dudan, él la mete. Y está en racha el almeriense, que alcanzó la decena con uno que llevaba vida. Así lo interpretó el Heliodoro, que secundó el galope de los suyos como si fuera la banda sonora. La película continuó y emergió Culebras para ejecutar con la cabeza una definición sensacional.
La fiesta estaba servida pero los fuegos artificiales le explotaron a Aragoneses. Acribilló Rossi y la sensación en la grada fue de tragedia. Error. La permanencia para el Tenerife está más cerca; Europa para el Villarreal, también. Que se sepa.