Gay juega al escondite

José Aurelio Gay dice que respeta mucho a Lillo, que es muy listo y por eso es mejor no darle ninguna pista. Se sabe que hará rotaciones, pero no hay certezas. Entra en ese juego, y de lleno, Juanma Lillo. Escondite al estilo Mediterráneo, aunque ambos sean del norte. El técnico rojiblanco va más allá y ni siquiera da la lista. Aunque su manual de estilo no incluye muchos cambios en su once semana tras semana. Al menos, no lo ha hecho hasta ahora. Utiliza casi siempre a los mismos, pero les encomienda diferentes misiones dependiendo del rival. Quizá sea eso a lo que se refiere Gay, quizá sean esas las pistas que le esconde...

Pero al final, como la vida, el fútbol se abre paso. Siempre hay un jugador capaz de romper las pizarras con un destello. Bien lo saben el Zaragoza y el Almería, que tienen en común haber sufrido al mayor especialista en la materia: Leo Messi.

Buscando chispazos, Gay apostará por Adrián Colunga, que en un rato puso en jaque a la zaga del Barcelona. Es el hambre del Zaragoza del que habla Ander Herrera, palabras que Lillo hace suyas por acertadas... Porque este Zaragoza, renovado por los fichajes de invierno y por un entrenador de la casa. Hambre como el de Eliseu o Suazo, al que Gay quiere recuperar y evitar que se obsesione con el gol. En Almería, a falta de fichajes, el hambre lo puso Lillo, que lavó el cerebro y la cara al equipo casi de un día para otro.

Uno de los grandes miedos del técnico zaragocista está atrás. No teme por sus recursos ofensivos. Hay material. Pero sí le tiene en vilo la baja de Contini. Porque sabe de sobra que sin cimientos no hay casa, por más adornos que puedas llegar a comprarle... A Lillo quizá le pasa lo contrario. Atrás está bien armado. Primero porque Diego Alves está de dulce. El guardameta brasileño pide a gritos que Dunga le lleve al Mundial. Después, tiene una defensa seria y tres leones en el centro del campo: Bernardello, M'bami y Soriano. Músculo sobra. Es el mejor legado de Hugo.

Luego arriba, el Almería comparte con el Zaragoza la velocidad que tiene en las bandas. Eliseu y Crusat podrían competir por ver quién es el jugador más rápido de la Liga. Tampoco Piatti y Pennant son lentos precisamente... Pero en gol, Gay gana la partida a Lillo. Y la velocidad, el gol y el hambre no se pueden ocultar. Ni Gay, ni Lillo, ni nadie...