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Liga BBVA | Real MAdrid - Sporting

Higuaín-Cristiano, contra el plan del Sporting

Los de Preciado prometen batalla sin patadas. Pellegrini repite once

<b>EN MADRID. </b>La expedición del Sporting fue recibida a su llegada a la capital por varios aficionados.
helios de la rubia

"Cristiano no es provocador, es encarador", defendía ayer Pellegrini en la conferencia de prensa. Viene a decir que su forma de jugar puede ser parte del problema que sufre. Cristiano arranca hacia el defensa, le encara y se va. Es una suerte antigua, tan antigua como el fútbol y frecuentemente se ha utilizado, quizá de forma inconsciente, la expresión 'burla al defensa' para describirla. Sin duda entendemos que el defensa que sufre eso se siente, en efecto, 'burlado'. Dejado en el camino, batido mano a mano. Pero el que le encara y se va no busca una burla, sino crear una ocasión de gol. De eso habla Pellegrini.

Jugadores así siempre han recibido patadas. En ocasiones incluso se justifica. "Es que jugando así le tienen que dar...", es algo que he escuchado de siempre, en todo tipo de gradas, referido a cualquier tipo de habilidoso. A veces éste responde al palo con el palo y entonces se equivoca (zapatero a tus zapatos) porque está llevando el duelo donde el defensa se siente más cómodo. El duelo de habilidad lo gana él, pero el duelo de palos lo gana el marcador. Supongo que es difícil contenerse, pero está en la disciplina del buen profesional conseguirlo. Igual que hay que ganar sin ofender. Es el primer precepto deportivo.

Cristiano es encarador, sí, pero en algo tiene que corregirse. También es encarador Messi y no le pasa lo que a Cristiano. Messi juega con una humildad que permite que se le perdone más fácilmente el ser un superdotado. Nunca contesta golpe con golpe, nunca hace alarde de burla, ni nada que pueda ser tomado como tal. Cristiano, se quiera o no, sí lo hace, y debe evitarlo. Alto y bello como es, tiene más cosas que hacerse perdonar aún que Messi. La arrogancia no le va a ayudar en nada. La humildad, sí. La humildad ayuda a todo el mundo y es más necesaria cuanto más grande se es. Y Cristiano es muy grande.

Si algo distingue al Sporting de Gijón desde su último ascenso es la felicidad. Hablamos de un equipo y de una afición en permanente carpe diem. La Mareona, hoy menos numerosa (sólo se esperan 30 peñas), es una manifestación de esa alegría de vivir (en Primera) y también Preciado, desde una perspectiva más socarrona, es ejemplo de lo mismo. Se podría decir que el Sporting disfruta cada vez que respira y ese ánimo le hace inmune a depresiones y conflictos.

La prueba de que estamos ante un equipo en paz espiritual es que futbolistas, técnico y presidente han descartado la agresividad como estrategia. El plan anti-Cristiano pasa por un sistema de ayudas que pretende escalonar en la misma banda a dos laterales diestros, Sastre y Lora, con la misión de detener en pareja a quien vale por dos. Lo demás será correr mucho y evitar faltas en la proximidad del área propia. Sobrevivir, a grandes rasgos.

En el Madrid no se esperan cambios con respecto al zafarrancho de Valladolid. Ausentes de la lista Kaká y Benzema, todavía renqueantes, Van der Vaart seguirá ejerciendo de enganche. Lo de arriba es conocido, letal y morboso: Cristiano (15 goles) e Higuaín (19), dos delanteros en acuerdo de colaboración que no pierden de vista al pichichi (Messi, 22).

Además de esa competencia entre artilleros voraces, hay otras razones para imaginar una noche de goles. Que la cita sea en el Bernabéu (trece de trece, 44 dianas) y que la última visita del Sporting se saldara con un 7-1, nos sitúan ante un escenario propicio para el espectáculo y las volteretas. Justo contra eso peleará Preciado, que recupera a Gregory para el centro de la defensa y se entrega al afortunado talento de Juan Pablo (14 remates contra sus palos).

Raúl también se reserva un foco. La noticia de su adiós puede convertir cada una de sus apariciones en el Bernabéu en un homenaje, casi como una última gira. Planteado así dan ganas de llorar, poco o mucho según seas crítico o fan, pero del lagrimeo no se libra nadie.

Para el Sporting, a nueve puntos del descenso y a diez de Europa, es un partido para definirse. Para el Madrid es una oportunidad que empieza hoy y termina mañana con el Zaragoza de aliado.