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El reportaje | El magnate no ha rentabilizado su inversión

La maldición de Abramovich

En siete temporadas lleva gastados más de 630 millones de euros para conquistar una Champions que se le resiste. La mala suerte y los errores arbitrales lo han impedido.

<b>SÍNTOMA DE LA IMPOTENCIA. </b>El colegiado alemán muestra la tarjeta roja a Didier Drogba por agredir al jugador del Inter de Milán Thiago Motta.
reuters

Roman Abramovich confesó antes de la final de la Champions en Moscú en 2008 que su sueño estaba "a punto de cumplirse". Precisamente en Moscú, ciudad en la que hizo carrera política y fortuna. El ruso mandó enfriar cientos de botellas de champagne y reservó un exclusivo local moscovita. Pero la desgracia se cruzó en el camino de John Terry cuando iba a lanzar el penalti que convertiría a los blues en campeones tras el error de Cristiano Ronaldo. Terry, capitán y único titular criado en la cantera de Stamford Bridge, resbaló y la Champions voló.

Precisamente Terry ha protagonizado esta temporada un escándalo al hacerse público su affaire con la ex pareja de su compañero Wayne Bridge. Una algarabía mediática de efectos devastadores. El Caso Perroncel sumió al Chelsea en un bache que le hizo desperdiciar una renta de ocho puntos en la Premier.

Superado el infausto diciembre, el equipo comenzó a dar señales de recuperación. Tanto que pocos pensaban que el rácano Inter de Mourinho le dejaría fuera de la Champions. Pero una vez más las decisiones arbitrales volvieron a perjudicarles. Después de ver cómo en la campaña 2004-05 caían eliminados por un gol que nunca entró de Luis García o de ser víctimas de un escarnio por parte de Ovrebo ante el Barcelona hace un año, esta vez fueron Mejuto y el alemán Stark quienes les dejaron fuera. El primero no quiso ver cómo Samuel trababa a Kalou en Milán y el segundo decidió obviar un placaje del argentino a Drogba y un agarrón de Motta. El partido, como el de la temporada pasada, finalizó con Drogba expulsado por tomarse la justicia por su mano.

7, 8, 6, 630...

Siete temporadas, ocho títulos (ninguno internacional) y seis entrenadores tras una inversión de 630 millones de euros. Pero esta vez el magnate se ha cansado de sus caprichosas estrellas y pretende limpiar el mismo vestuario que cada septiembre se llena de sastres de Armani. No le ha hecho gracia el Affaire Perroncel y mira con recelo a Ballack, que ha perdido las cinco finales que ha jugado. Abramovich, harto de la maldición que le persigue, ha preguntado a Ancelotti: "¿Cuánto me costará ganar la Champions?".