Liga Adelante | Real Unión 1 - Betis 3
El Betis se apunta a ganar sufriendo
Un dudoso penalti complicó el partido tras una gran primera parte. Emaná, Pereira y Capi, goleadores.
Estaban los béticos anoche contentos por el vital triunfo de su equipo en Irún, pero con una duda suprema en el aire: cómo había aguantado tanto tiempo en el banquillo Antonio Tapia. Y es que desde la llegada de Víctor, el Betis es otro equipo totalmente distinto, un buen equipo. Tanto es así que ahora también sabe ganar tres partidos seguidos y ha demostrado que la categoría no es tan fiera como la pintaban algunos. Tras el desembarco en Cartagena y la consolidación ante el Rayo, a este nuevo Betis sólo le faltaba una cosa para confirmar su recuperación y ayer demostró en la fortaleza del Stadium Gal que también sabe pelear en un campo pequeño y ante un rival correoso.
Pero lo hizo a su estilo, el del buen fútbol, ese que apenas había aparecido en la primera vuelta de la Liga. Esta vez bastaron otras dos asistencias de Sergio García, primero a Emaná y luego a Pereira, para desequilibrar un partido que se antojaba complicado y que no tomó más color verdiblanco por un penalti muy dudoso en los albores de la primera mitad. Otra vez se erigió en protagonista Pino Zamorano, de infausto recuerdo para el beticismo en más de una ocasión. Eneko Romo no perdonó ante Goitia y avisó de que la segunda parte se asemejaría a un infierno, como la propia Segunda.
Y así fue. El Real Unión rompió la telaraña formada por Arzu y Aurelio en la medular y asustó en más de una ocasión. Pero le faltó precisión y puntería en los metros finales, lo que le sobra a este nuevo Betis. También tuvo que aparecer Goitia, con una mano providencial tras un lanzamiento de Gorka Brit. Emaná estaba desaparecido y Víctor tuvo que tirar de Capi para que su equipo recuperase el tono en ataque. Y bien que lo notó. El Real Unión seguía a lo suyo, con más corazón que cabeza, mientras que al banquillo del Betis llegaban noticias no muy gratas. Numancia y Levante iban a ganar sus partidos y no había tiempo para tropezar.
La grada del Stadium Gal desprendía calor a los suyos, a los que también les iba la vida. La salvación se les escapaba poco a poco y para ellos sería una gran desilusión regresar a Segunda B tras el sufrimiento que costó recuperar un nombre en la élite. Pero enfrente tenían a uno de los mejores equipos de la categoría, al que ahora le guardan más respeto que antes. Con Víctor, el nuevo Betis sale a ganar ya en el calentamiento e intenta dejar todo el pescado vendido antes del descanso. Ayer no lo hizo por la imprecisión de Emaná y la aparición de Pino, porque olía a goleada en Irún.
El partido iba muriendo con la pelota en los pies del Betis, que supo jugar a la perfección los últimos minutos. Necesitaba tocar y tocar y lo hizo muy bien, con la ayuda de Capi. El camero sentenció el encuentro ya en la prolongación con otra jugada de tiralíneas y llevó la alegría al beticismo, ante la atónita mirada de Iñaki Alonso y los suyos. El nuevo Betis había dado otro golpe en la mesa, pero el ascenso no da tregua. Sigue a tres puntos. Un mundo o una minucia, según donde se mire.