NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LIGA BBVA | VALLADOLID 1 - REAL MADRID 4

Higuaín y Cristiano, sociedad ilimitada

El Real Madrid conserva el liderato después de anular con su pegada las patadas del Valladolid. Solucionaron el encuentro entre Cristiano, que abrió el marcador, y Gonzalo Higuaín, quien firmó un hat-trick y ya suma 19 goles en Liga. Pésimo arbitraje de Mejuto, que no supo cortar el juego duro del Valladolid y no señaló dos claros penaltis de Sergio Ramos.

Actualizado a
<b>CON RABIA.</b> Higuaín celebró con rabia sus goles en Valladolid.
CON RABIA. Higuaín celebró con rabia sus goles en Valladolid.REUTERS

El Real Madrid se levantó del diván, donde estaba siendo psicoanalizado por su nuevo desastre europeo, para ir directo a la batalla de Valladolid. Ahí volvió a tirar de pegada y de carácter, sus dos principales señas de identidad, para sobrevivir en un campo minado. El Valladolid se afiló bien los tacos y buscó con insistencia y precisión, más en el primer tiempo que en el segundo, las tibias y tobillos de los madridistas, a los que les costó salir indemnes de tanto golpe. La pegada del Madrid pudo más que las patadas del Valladolid, que también sufrió el pésimo arbitraje de Mejuto. Si el Madrid se quejó de su incapacidad para no cortar la dureza de los locales, estos se lamentaron de que no señalara dos claros penaltis de Sergio Ramos. Solucionaron el encuentro, una vez más, Cristiano Ronaldo, que abrió el marcador con un gol de falta, y Gonzalo Higuaín, que firmó un hat-trick y ya suma 19 goles en Liga. La sociedad Cristiano-Higuaín parece que sí funciona. Incluso osaron pasarse el balón entre ellos. De hecho, en dos de los goles quien hizo llegar el balón al argentino fue el portugués. Higuaín habla y responde en el campo. Y el Madrid sigue líder.

El Valladolid salió decidido a imponer un ritmo altísimo de juego y el Madrid contuvo no sin dificultades sus acometidas. Se mostró impreciso en el pase, más inseguro que de costumbre en defensa, desaparecido en el centro del campo y ausente en ataque. No tenía ninguna fluidez en la construcción del juego, no mandaba y cuando se animó a combinar se encontró con los tacos afiladísimos de los rivales, que confundieron la agresividad con la violencia. Marcos pidió a sus compañeros durante la semana que salieran a arrancar cabezas y estos pusieron todo su empeño en cumplir el cometido. Demasiada violencia. Uno no escapa con patadas de los puestos de descenso, de ahí se sale con juego y goles.

Nadie sufrió más tanta patada que Cristiano, a quien 'calentaron' sin piedad por turnos y al que Nivaldo pisoteó sin balón por medio cerca del descanso, sin que esa acción mereciera la roja para Mejuto, más preocupado de exhibirse que de parar el combate. El árbitro no se enteró de nada y se mostró errático en la interpretación del reglamento. Exageró lo que no era grave y solucionó con amarilla, en el mejor de los casos, las patadas más duras. Cristiano supo mantener la calma cuando no era fácil. Apretó los dientes y prefirió mirar a otro lado para no responder a las agresiones.

También tuvo motivo para la queja el Valladolid, que reclamó con razón un penalti de Ramos a Nauzet, al que dio una patada en sus partes al intentar despejar un balón. Fue al poco del comienzo, cuando todo estaba empatado a cero. Ahí pudo dar el choque un giro que Mejuto no permitió. Tampoco vio el pésimo Mejuto un penalti aún más claro en el minuto 53, con los mismos protagonistas. El tiro de Nauzet fue desviado por Ramos con el brazo, que estiró todo lo que pudo mientras saltaba. Si el árbitro y sus asistentes no ven esa acción, o no la quieren ver, es que no están capacitados para arbitrar un partido de fútbol. Ni en Primera ni en las fiestas de su pueblo. Ese penalti, además, hubiera supuesto la segunda amarilla y expulsión de Ramos, que volvió a actuar como central sin demasiada fortuna.

El Valladolid utilizó un juego directo, tan simple como efectivo, para crear problemas al Madrid. Buscó una y otra vez la espalda de los defensas, por el centro y por las bandas, y si no hizo más daño fue por su torpeza en la definición. Toda la pegada que le faltó al Valladolid le sobró al Madrid, que solventó el partido en un momento, sin necesidad de pararse a elaborar fútbol, intención que se le supone siempre.

Avisó Sergio Ramos con una doble ocasión que desbarató Justo Villar y poco después, cerca de la media hora, Cristiano dio un giro al encuentro y puso a su equipo en el camino correcto hacia la victoria. Fue con una falta muy bien tocada y que Diego Costa ayudó a que terminara en gol con un leve toque de cabeza. Respondió el Valladolid con otra falta, lanzada por Pelé y que Casillas desvió al larguero de forma extraña. No tuvieron más pólvora los de Onésimo, que recibieron un nuevo golpe justo antes de irse a los vestuarios, cuando Higuaín elevó el segundo tanto al marcador a pase de Van der Vaart, sustituto del doliente Kaká.

Salió más calmado el Valladolid, quizá asumiendo su inferioridad y guardando fuerzas para días más propicios. Xabi Alonso tomó definitivamente el mando en el centro, que es como hacerse con el control del encuentro, y el Madrid agigantó la distancia entre los dos equipos con dos nuevos tantos de Higuaín. El primero llegó después de que Xabi sacara una falta y Cristiano prolongara el balón de cabeza hacia el argentino. El segundo, después de un tiro de Cristiano que iba camino de quedarse en nada hasta que apareció Higuaín para conseguir su tercer gol de la noche. Entre medias tuvo su único momento de disfrute el Valladolid, con un gol de rebote y en propia puerta de Albiol, después de que Casillas desviara un remate de Diego Costa.

Con todo hecho, Pellegrino dosificó esfuerzos. Granero, Higuaín y Xabi Alonso se marcharon al banquillo para que entraran Guti, Raúl y Gago. El capitán dejó un dato para la estadística, al convertirse, con 544, en el segundo futbolista que más encuentros ha disputado en la historia de la Liga. Sólo le supera Zubizarreta. Es es uno de los retos que aún le queda al '7'.