Multifútbol

Boateng, otra perla escondida de torres

Partido de ida y vuelta en Navarra, caldo de cultivo para que volviera a destacar el ghanés Derek Boateng, centrocampista trotaligas (Grecia, Suecia, Israel, Alemania y España) que a sus 26 años ha entrado en los informes de varios gigantes europeos. Pivote de mucha resta y bastante suma, Boateng parece capaz de contener él solito al centro del campo rival y aún le quedan fuerzas para sumarse con fluidez al ataque. Con él, Ángel Torres se desquita de experimentos fallidos como el ex sevillista Kepa o el argentino Ustari y espera meter en caja millones que sigan avalando ese sueño de equipo grande, ese milagro suyo que se gestó en Getafe.

Orellana: por Chile y por Udinese

Morirá matando el Xerez y vivirá homenajeando el chileno Orellana, que aprovechó su primer tanto en la Liga para rendir tributo a su tierra, tan castigada por los terremotos últimamente. A Fabián, de 23 años, le cargaron con el apodo de El Robinho Blanco por su propensión a las bicicletas, de hecho ayer se marcó unas pedaladas antes de mandar a gol la jugada con la que se completó (2-4) la victoria xerecista en La Rosaleda. Tal jugada tuvo también arrancada, velocidad y un remate preciso, virtudes que le valieron el fichaje por Udinese y su posterior cesión a Chapín el pasado verano. Si alguien de Italia ha visto su gol, igual le recuperan.

Al Barcelona le sobran medios

Puede en este milenio sin claveles más la pegada que la construcción bonita, los músculos que el estilo, el brazo de Tyson que el baile de piernas de Ali. Cristiano, Higuaín, Kaká de vez en cuando, Raúl cuando hace falta... Percutiendo, como percutió contra Palop una y otra vez, ha superado en la tabla el Madrid a un Barcelona que se está malacostumbrando a morir dentro del área, así le ocurrió en Almería. No corren buenos tiempos para la lírica por mucho que Pep se empeñase la pasada temporada. Su precioso tiqui-taca pudo perecer en la orilla si no hubiera recibido empujones como los de Ovrebo en Londres o los de Messi en el Bernabéu, no hay que olvidar que si en vez de aquel 2-6 hubiera resultado un 1-0, el Madrid habría alcanzado literal y moralmente al ya por entonces imperial equipo de Guardiola. Ahora sí: la caza se ha consumado y los miedos se precipitan sobre un Barça que, pase lo que pase este año, ya sabe que le falta punch y le sobran centrocampistas. Pregúntenle a Ibrahimovic.

Esencia de Guti

Nunca negó Guti su condición de enfant terrible y hombre nocturno, pero nosotros nos empeñamos siempre en quitarle la noche y los modos curristas, la alternancia entre grandes tardes y partidos infumables. Ahora que se ha pasado tanto tiempo de lesiones extrañas, que reconoció que podría haberse ido del Madrid (aunque entre mentiras o medias verdades), ahora que ya le dábamos por perdido es cuando comenzamos a aceptarle en su esencia: "Juega tres ratitos, pero hazlo genial. Sé tú mismo". Y Guti arma el taco cada vez que sale últimamente. Así eres y así te tendremos que querer: ya sabemos que no se te puede pedir, y menos sobre el campo de minas del Bernabéu, que te sitúes en ese terreno de gente anónima entre la santidad y el instinto, que los griegos denominaron ética.

Nunca es tarde si la zurda es buena.

Anda de dulce el guipuzcoano Gabilondo, uno de esos futbolistas de zurda cañón que iban para superclases y se quedaron en superirregulares. Caparrós le amonestó con el banquillo (sólo 18 veces titular en dos años) pero también confió en su pierna izquierda: es la opción número 1 para el balón parado. Hace 15 días marcó un golazo al Tenerife y ayer botó el córner del 1-0 de Toquero y una falta que Llorente mandó a gol, mal anulado. Igor tiene ya 31 años, pero nunca es tarde si la zurda es buena.

El personaje: Van der Vaart

Ha quedado Van der Vaart para héroe de guardia en este Madrid, pero qué bien le sale el papel. Lo interpretó de Oscar, ahora que acaban de entregarse las estatuillas, ante el Sevilla. Primero, por la sociedad de toque que es capaz de formar con Guti. Segundo, por ese instinto goleador que le ayudó a decidir el partido en el 91', cuando ya no quedaba tiempo para nada más.