Liga BBVA | Athletic 2 - Valladolid 0
Doblete de Toquero
El Athletic fulminó al Valladolid en diez minutos.
Sostiene Onésimo que el Valladolid se salvará y, ocupando el cargo que ocupa, bien está que él lo crea, pero después de ver cómo afrontó su equipo la visita a Bilbao ese convencimiento es equiparable a la fe del peregrino que acude implorante a la gruta de Lourdes. Ayer el Athletic despachó el partido sin despeinarse, a la media hora lo tenía en el bolsillo y ya lo mantuvo bajo control hasta el final. Efectivamente hubiese hecho falta un milagro para que a los de Caparrós se le escurriesen los tres puntos sencillamente porque fue como si jugasen solos, contra nadie.
Ya son cinco las victorias que acumula el Athletic en La Catedral de forma consecutiva. Se presumía que la imperiosa necesidad que acucia a los pucelanos le complicaría la racha, pero lo cierto es que el triunfo llegó como la fruta madura cae del árbol. Ley de la gravedad, inercia o simplemente la aplicación que exige una cita oficial, algo de lo que careció el Valladolid, fue el argumento del que tiró el anfitrión para seguir cimentando sus aspiraciones continentales.
La tristeza que produjo el Valladolid fue palmaria. La mano de su técnico sólo se apreció en la inususal colocación de algunos de sus jugadores (Marcos, zurdo cerrado, en el lateral derecho, o Costa desplazado a la banda opuesta), lo que es espíritu, intensidad, amor propio o ambición son aspectos básicos que Onésimo aún no ha logrado inculcar en su vestuario, y así le va.
A falta de fluidez y profundidad, sin gozar tampoco de una posesión exagerada o empujar en exceso, el Athletic decantó el choque con eficiencia ante un rival paupérrimo, hasta pusilánime por momentos, que se conformó con estar sobre el terreno y sobar la pelota en zonas no comprometidas, en espera de no se sabe qué.
Protagonista.
La respuesta a las dudas existenciales del Valladolid corrió a cargo de Toquero, al que no le hace falta demasiado para hacer daño, le basta con estar puesto e ir a disputarlo todo. Ayer, se valió de un córner bien templado por Gabilondo y una dejada de cabeza de Llorente que ninguno de los defensas intuyó siquiera, para liquidar el encuentro.
Con el resultado a salvo, la segunda mitad sólo sirvió para corroborar la superioridad rojiblanca. Al Athletic le sobraba con la brega de Toquero, el despliegue de Javi Martínez y la pierna dura de Amorebieta. Ni siquiera algún titubeo de Iraizoz puso una pizca de emoción. Los dos centenares de seguidores albivioletas se consolaron coreando que están "hasta los huevos" de ver a los suyos deambular sobre la hierba sin alma. Luego reclamarían la dimisión de Roberto Olabe.
El Athletic mantiene su apuesta por volver a Europa. El Valladolid va camino de caer en Segunda División.