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Amistoso | Francia 0 - España 2

¡Olé, olé la Roja es 'demasié'!

España se luce y gana en Francia 42 años después. Marcaron Villa y Ramos. El rival fue un tiro al palo de Malouda. Broncas a Henry y Domenech.

Tomás Guasch
Actualizado a
<b>MARAVILLA. </b>Sergio Ramos es el primero en acudir a abrazar y felicitar a Villa, después de inaugurar el marcador para España en el estadio de Saint-Denis.
MARAVILLA. Sergio Ramos es el primero en acudir a abrazar y felicitar a Villa, después de inaugurar el marcador para España en el estadio de Saint-Denis.

Saint Denis es un estadio talismán para nuestro fútbol. Allí ganaron la Champions el Madrid (la pena fue que al Valencia) y el Barça. Y anoche acabó con el gafe de 42 años que llevaba la Roja sin ganar a Francia a domicilio. Y lo hizo entre olés. Los franceses saben de fútbol y pronto comprendieron que no había partido. Que jugaban artistas contra no se sabe qué. Los bleus son un grupo indefinible que mezcla gente de vuelta (Henry) con témpanos (Anelka), tíos irritados (Ribéry), promesas que no explotan (Gourcuff), un doble pivote inútil cual cenicero en motocicleta (Lass y Toulalan) y algún que otro jugador interesante (Sagna, Evra) que es abducido por el no juego del equipo.

Era amistoso, pero la paciencia al respetable se le acabó mediada la segunda parte cuando aplaudieron el cambio de Iniesta, pitaron el de Henry, pidieron la dimisión de Doménech y acabaron juntándose con la extasiada afición española y acompañando sus olés. En París. Que si un día bien valió una misa, ayer valió esta juerga. Y la confirmación de que nuestra selección es 'demasié': la mejor del mundo.

El asunto empezó frío. Más de una vez le costó a la Roja imponer su juego y es natural: el rival está entero, acumula gente por detrás de la pelota y las fuerzas le dan para tapar agujeros. Villa encontró uno, pero controló mal y la bola acabó en Lloris. El segundo agujero descubierto fue gol: Iniesta (que no fue el de siempre, por cierto) lanzó en profundidad a Silva que dejó pasar la pelota para que llegara al Guaje: control, ahí te quedas Escudé y 0-1. Un golazo.

Si pudo haber pelea en el marcador ese tanto la aniquiló. Para ganar a España lo primero es evitar que te marque y lo segundo marcar tú: imposible para Francia. Y acabando el primer tiempo Ramos recibió del inconmensurable Xabi Alonso, recortó y su disparo se coló tras desviarlo fatalmente Escudé para los suyos: no fue la noche del central sevillista. Alonso jugó más arriba de lo habitual, el volante tapón fue Busquets: cosas de Vicente.

El 0-2 convirtió la segunda parte en el partidillo de los jueves en miércoles. España había llegado hasta ahí tocando y tocando, pero a medio gas. Era tanta su superioridad, y tantísimos los compromisos que esperan a los jugadores, que decidió dejarse ir, controlar todos los resortes del juego, pero hacerlo al tran-tran. Fue lo único que nos disgustó: no había nada en juego, pero el fútbol exige intensidad y no conviene ir de sobrado. Uno se acostumbra y acaba llevándose un disgusto. Iker, por cierto, atrapó a Raúl en su partido 102 en una de las noches más tranquilas de su (normalmente antes) agitada vida.

Ahora o nunca.

La zaga española, impecables Piqué, Puyol, Albiol y todos, sólo pasó por un momento crítico cuando Malouda cabeceó al poste un servicio de Cissé. Doménech movió el banquillo y algo mejoró su equipo. España... ¡España puso uno tras otro a Albiol, Xavi, Torres, Navas, Senna y Güiza! No hay selección en el mundo que pueda hacer cambios así. Sí, París se rindió entre olés y todos, franceses y españoles, llegamos a la misma conclusión: campeones del mundo ahora... o nunca.