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AMISTOSO | BRASIL 2 - IRLANDA 0

Kaká y Robinho enderezan a Brasil

Partido con dos dominadores. El primer acto fue para Irlanda pero un autogol de Lawrence al filo del descanso envalentonó a Brasil que tomó el mando en la segunda mitad gracias a Kaká y Robinho, autor del último tanto de la canarinha.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Kaká y Robinho enderezan a Brasil

Habrá que tomárselo a guasa porque era un amistoso, pero Irlanda volvió a jugar tras el partido de repesca ante Francia, ese encuentro donde fue apeada por una clara mano de Henry y, tras cuatro meses de 'manoterapia' para olvidar, los puntos saltaron al filo del descanso con un autogol de Lawrence que vino precedido por un fuera de juego de Robinho que Mike Dean no vio. Hasta ese momento Irlanda dominó gracias a la organización defensiva y la voluntad de Robbie Keane. El jugador del Celtic jugó entre algodones y cuando se vació, en el segundo tiempo, su equipo se vio desbordado por el liderazgo de Kaká y el rejuvenecimiento de Robinho, hiperactivo en su vuelta a Inglaterra.

El manotazo que soltó Henry a la selección de Irlanda en el partido de repesca para Suráfrica 2010 el pasado 18 de noviembre todavía escocía a los de Trapattoni. Y hoy, ante la pentacampeona Brasil, tenía la posibilidad de demostrar otra vez más que la escuadra verde tiene plantel de sobra para afrontar sin complejos la cita mundialista. Enfrente esperaba una de las grandes favoritas a levantar el trofeo mundial el próximo julio aunque sólo sea por el nombre. Sin la exhibición de años anteriores, Dunga ha transformado a la 'canarinha' en una maquina más efectiva, buena cualidad en el fútbol de hoy en día. Y prueba de ello fue el primer tanto del partido. Sin crear aparente peligro a la meta rival, Kaká se inventó un contragolpe al filo del descanso para dinamitar un partido con dominador verde hasta ese momento. Ya con el marcador a favor, Brasil sí que fue Brasil.

Si al partido no se le encontraba suficiente atractivo, Robinho fue la guinda del pastel al volver a la tierra por la que pasó con más pena que gloria y la figura irlandesa Robbie Keane jugó al despiste para no perderse el partido del olvido porque el ataque de Irlanda toma fuerza cuando el de Tallaght maneja arriba. Él puso la coherencia para hilvanar y mover el juego del conjunto verde con ocasión incluida al tercer minuto pero Robbie, tras dejar atrás a Juan, disparó flojo a las manos de Julio César. Los de Trapattoni eran los conductores del partido y Brasil mostraba menos movilidad en el saque del cuero, con un centro del campo prácticamente huérfano donde Kaká fue el único que se aventuró a mirar Given con un disparo lejano antes del cuarto de hora de juego.

Atrás, las cosas no iban mejor para Brasil, que defendiendo jugadas a balón parado sufre en exceso. Otra llegada fuera de tiempo de Juan en la zona izquierda acabó en una falta cabeceada de forma impecable por Doyle pero Julio Cesar desbarató la clara oportunidad. Irlanda ganaba a los puntos y Brasil decidió enseñar tímidamente los dientes con un lanzamiento de falta lejano ejecutado por Adriano. Su pareja en ataque, Robinho, era un quiero y no puedo. El ex jugador del City se movió bien por la zona ancha, agarró balones desde atrás para contragolpear pero sin pólvora suficiente para abrir la defensa contraria.

Todo estaba montado para que la defensa irlandesa enfilara el túnel de vestuarios sacando pecho por su solidez, pero entonces Brasil, el colegiado y Andrews decidieron trastocar el guión. El desbarajuste más doloroso, por los últimos acontecimientos, fue el que causó el árbitro Mike Dean al dar por bueno el desmarque de Robinho cuando éste estaba en claro fuera de juego. Quizás perdió el hilo cuando Kaká, creador de la contra de Brasil, se intercambió algún codazo con Lawrence. En ese momento, el jugador del Santos atrapó el balón, se internó por la derecha, metió un centro envenenado y Lawrence acabó de trastocar una historia que pintaba de otra forma al término de los 45 minutos con un autogol.

Kaká y Robinho levantan el vuelo de Brasil

El jarro de agua fría no pareció congelar a Irlanda, que afrontó la segunda parte con la misma fuerza del principio de encuentro y metió un ritmo propio de la Premier League. Brasil no se arrugó en absoluto, aguantó el envite local y también se permitió el lujo de contrarrestar con internadas de Robinho, activo todo el encuentro. Con el partido loco, Irlanda perdió el orden, esa cualidad tan necesaria vital para el cuadro verde. Así, Brasil se empezó a gustar, a tocar raso y a acosar cada vez más la meta de Irlanda. Dunga lo aprovechó para hacer probaturas. Para eso están este tipo de partidos y el entrenador brasileño apuntaló la banda derecha con Maicon y Alves. Cinco segundos tardó el barcelonista en quedarse solo delante del arquero irlandés tras robar la cartera a Ledger pero la ocasión no fructificó.

Eran los mejores momentos de un Brasil guiado por el liderazgo de Kaká y el hambre de Robinho. El madridista jugó como le gusta, entre líneas, y Robinho era el que amedrentaba la portería irlandesa siempre que podía. Desde lejos, rapiñando el balón a un compañero y aprovechando un pase de la muerte de Kaká pero su disparo salió alto. Hasta la media hora de juego, cuando Kaká cedió de tacón y Robinho cerró el encuentro de forma impecable. Trabajo hecho y Dunga sustituyó al atacante del Santos para que sintiera la ovación de Londres, esa que le faltó en Manchester, y dar los últimos minutos a Nilmar.