El Murcia suma y sigue

Bajo un viento embravecido, primo hermano del tsunami más feroz, ante un rival directo y en Salamanca, un campo que sabe a 'santuario' para un Murcia que también en el Helmántico salió a flote el curso pasado, los de Jose González salieron (¡por fin, después de 17 semanas!) del descenso. Un 0-2 que bien pudo ser un 2-5 de haber acertado los dos equipos, sobre todo el Murcia, las mil oportunidades de las que disfrutaron y que se gestó con dos goles 'antagónicos' en el tiempo: el primero de Bruno en el arranque, el segundo, el de 'Capde', que fue la literal antesala del pitido final. Entre medias, mucho viento (por momentos en vez de un balón parecía que se jugaba con un boomerang) y toneladas de sufrimiento... de un equipo que sabe sufrir y que empieza a manejar bien las mínimas ventajas de las que dispone. De un Murcia compacto, 'decoroso', de un Murcia bloque al que cuando más achuchaba el rival (sobre todo en la segunda parte) le salvó un Elía sencillamente inconmensurable. Otro síntoma de la regeneración, de la recuperación lograda por Jose González.

En el Helmántico, el Murcia que sobrevivió en un escenario propio de una novela de Cormac McCarthy fue un Murcia similar al de sus últimas citas. Un equipo que no se complica atrás, que crece con la solidez de sus centrales, que, sobre todo fuera, es muy difícil para los rivales con Mejía híper-destructivo, que mete miedo por su rapidez y que además se encontró en el inicio con un gol, el de Bruno, en el que colaboró el portero local. Un gol producto del golpeo pero también del efecto del viento. Para cuando el Salamanca y su gente se empezaban a dar cuenta que la tarde era de perros, los grana ya estaban arriba. Sufriendo la tardecita... pero al fin y al cabo ganando desde el arranque.

Al poco de marcar, Chando pudo hacer el segundo, pero Biel sacó de paradón una media vuelta de 'killer'. De ahí al descanso, muchísimos pelotazos, escenas surrealistas, pelotas que se envenenaban producto del 'Dios Eolo' y poco más. Si acaso, alguna escaramuza de Quique Martín, algún tiro de Salva Sevilla... Poca cosa.

Pero todo cambió tras el descanso. Los de Sito salieron de la caseta dispuestos a equilibrar las cosas. Con Rossato por la izquierda, con Cuéllar por derecha, con el Murcia jugando con fuego y muy tirado atrás, la Unión empezó a embotellar a los de Jose. Cada llegada acababa en una melé, en un lío. En un ¡uy!... al que, casi siempre, respondía el Murcia con 'contras' mortales. Hasta cinco ocasiones claras tuvieron los granas para 'matar' el partido. Pero Kike (se precipita y no sabe definir), Bruno en otra ocasión y hasta Chando (inhabitual en él) la tiraron fuera cuando lo fácil era meterla dentro.

Con el paso del crono, la Unión empezó a perder fe en la remontada y en esas apareció Capdevila para hacer el segundo, para sacar al Murcia del descenso, para confirmar que este Murcia está muy vivo.