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Europa League | Anderlecht - Athletic

La Policía evitó conflictos al detener a 100 ultras belgas

La afición bilbaína, recelosa por la paliza a los dos hinchas.

Actualizado a
<b>IRIBAR, MACUA Y UNA AFICIÓN EJEMPLAR. </b>Los aficionados del Athletic se dejaron ver por las principales calles de Bruselas.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JUAN FLOR

Fue una jornada tensa, pero acabó sin más sobresalto que la derrota para la afición bilbaína gracias a la eficacia de la Policía belga, bien coordinada con la Ertzaintza. Desde que se tuvo conocimiento de la paliza a dos seguidores rojiblancos en la noche del miércoles, la seguridad en torno al Athletic fue in crescendo. Hasta el punto de que cuando se llegó a la certeza de que había una quedada de ultras locales en la Plaza de la Monaille, tomó el recinto con tanquetas. No se anduvo con miramientos y una hora antes del partido se comunicaba que ya había cien detenidos, que fueron soltados de madrugada, cuando buena parte de la expedición rojiblanca estaba de vuelta a casa.

La afición del Athletic estaba con el miedo en el cuerpo y, aunque por la mañana se paseó bajo la vigilancia de la Policía por la Grand Place, no se la vio con la euforia y ánimo de otras ocasiones. Es más, a medida de que iban llegando noticias de la concentración de ultras en zona céntrica, muchos de ellos decidieron comer pronto y recluirse en los hoteles hasta las cinco, momento en que se puso en marcha la caravana de autobuses financiada por el Athletic. Sin embargo, los componentes de Herri Norte fueron trasladados en metro bajo escolta al estadio, a cuya entrada no hubo constancia de un solo incidente.

Rivalidad en la grada.

Dentro del Constant Vanden Stock todo fue normal. Los ya esperados cánticos de "¡Que viva España!" atronaron, pero los seguidores bilbaínos no se quedaron atrás en aliento. Ni siquiera el tempranero gol de Lukaku aplacó sus ánimos. Y por mucho que se intercambiasen insultos desde detrás de las vallas, no hubo opción de mezclarse. Nada parecido a lo que sucedió en San Mamés. Y es que el club belga sabía que se jugaba mucho en la organización de este encuentro. Ciertamente, todo le salió a pedir de boca a los de Bruselas.

Se acabaron las aventuras europeas esta campaña para los rojiblancos y, aunque el adiós siempre deja un mal sabor de boca, el hecho de que las dos últimas salidas hayan sido a sitios tan conflictivos como Viena y Bruselas han amargado la participación europea. Que se lo digan a los dos hinchas de Santurtzi que se marcharon magullados.