Benzema es el héroe del periférico barrio del Bron

"Desde aquí, por esa ventana, vi cómo llegaba un gran coche negro. De él salió un hombre bajito, con traje oscuro y gafas. Y tocó a la puerta de Hafi d Benzema". Henry Bayada, vicepresidente del CD Bron-Terraillon (club donde se crió Karim), describe cómo Florentino Pérez llegó en persona para arrebatar al barrio a su gran ídolo.

Es sábado por la mañana. Las espaciosas calles del Bron, un periférico barrio obrero de Lyon construido en los años 70, están desiertas. Sólo una anciana huye del frío a paso ligero empujando una vieja bicicleta de la que se ha bajado. "Aquí, la mayoría de las veces, hay más vida por la noche", nos comenta Frédéric Rigolet, que fue entrenador de Benzema cuando ingresó en la modesta entidad del barrio con ocho años. Es la zona de Lyon con mayor índice de delincuencia. Rigolet nos conduce a las oficinas del CD Bron-Terraillon. Antes señala un gran campo de tierra, ahora cubierto de nieve, "en el que el pequeño Karim se pasaba todo el día jugando. Su madre tenía que salir por él bien entrada la noche. Incluso le gustaba ponerse de portero. Decía que era Van der Sar". Justo enfrente, cruzando la calle, encontramos la casa de la familia Benzema, en el 33 de Youri-Gagarine.

"Su padre se ha negado a dejar de trabajar", dice Bayada. "Aún siguen pasando temporadas aquí. Eran muy humildes y no saben vivir de otra manera. Continúa saliendo cada mañana a las 7:30 para ir al trabajo. Y pasan largas temporadas aquí (este fin de semana se han ausentado) a pesar de que su hijo les construyó una gran casa".

Por las oficinas del pequeño club aparece Raouf Zehir, que compartió equipo con el joven Benzema en 1994. "La última vez que vino por aquí fue el día siguiente de marcarle dos goles al Depor. Paraba su coche, se bajaba y hablaba con todo el mundo. Dice que es aquí donde se encuentra seguro. En el centro se siente acosado".

Cocó. Otro de sus entrenadores, Kamel Zoubidi, irrumpe en la escena. "Le llamábamos Cocó. No se bien por qué. Se le veía especial. Como a otros que también el Lyon se llevó para su escuela. Había otro chico aún mejor, Hedi Belade, un delantero que murió en un accidente de coche en Argelia". Bayada le interrumpe con la autoridad que le dan los años y el conocimiento de la historia de Karim: "Yo intercedí para que el Bron-Terraillon lo cogiera. Un día vino, hizo la prueba y lo desecharon. Era bajito y regordete. A las dos horas volvió con el padre, que no se creía que su hijo no valiera. 'Déjenlo entrenar una hora más'. Entonces, hablamos y se quedó".

Continuamos la visita con un frío paseo por el Bron. La gente curiosea. Preguntan si jugará en el Stade Gerland. Nadie puede saberlo aún. Llegamos al único pabellón cubierto, repleto de niños que compiten. "Los equipos vienen aquí a por los chavales y se los llevan sin pagar. No nos importa, Queremos que hagan deporte y no se los lleve la mala vida". Tienen un gran ejemplo. El de su ídolo, Karim Benzema. Todos quieren ser como él...