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Los lunes del Asador Donostiarra | El estado de la cuestión

"Iniesta es el mejor, todo un equipo en un solo futbolista"

Juan Manuel Lillo se cita con AS para hablar de su nueva aventura en el Almería. El técnico tolosarra reconoce su predilección y no oculta su ascendencia sobre la filosofía de juego de ese magnífico Barça de Guardiola. Juanma prefiere el césped a la pizarra.

Actualizado a
Lillo.

Juan Manuel Lillo Díez (Tolosa, Guipuzcoa, 3 de noviembre de 1965) llega al Asador sin libros, lo que trastoca la imagen de estudioso compulsivo que el tiempo, sus palabras y la Prensa, tan dada a descontextualizar, hemos dejado de él. A los cinco minutos de tertulia, uno se da cuenta de que este entrenador tiene mucho más que ver con el césped que con la pizarra, que el discurso teórico no es solamente una fachada, que detrás de las palabras bonitas existe mucha ciencia, pero mucha más practicidad. Amaroz, Tolosa, Mirandés, Cultural Leonesa, Salamanca, Oviedo, Tenerife, Zaragoza, Ciudad de Murcia, Terrassa, Dorados de Sinaloa (en México) y Real Sociedad, a la que intentó devolver a Primera la pasada temporada, alargan un currículum que vive su última y de momento bastante prometedora aventura en el Almería, donde ha ganado dos partidos, empatado tres y perdido uno, ante el Sevilla. En el Pizjuán, el Almería dejó imagen de equipo con empaque, más de hacer cosas grandes que de moverse cerca del descenso. "A mí se me ha pegado la fama de que he bajado a 20 clubes y, en realidad, no he descendido a ninguno. Y si me pasara, no me sentiría peor entrenador".

"El Almería es un equipo que desde que subió a Primera, hace tres años, no ha estado una sola semana en posición de descenso. No quiero ser el primero que pase a esos anales. Por eso, cuando llegué, dije aquello de 'virgencita, virgencita que me quede como estoy'. Hemos empezado con resultados aceptables, pero falta una barbaridad para el final de Liga y los últimos 10 partidos son de una tensión terrible. Todavía no está decidido nada, ni siquiera el Xerez".

"Tal vez el Almería sea un club al que le falte algo de identidad, ha desaparecido varias veces en la historia. Preferiría que fuera más público, pero... En estos meses tuve otras posibilidades, pero me decanté por el Almería, para empezar, porque me gustaron las formas del presidente, Alfonso García: me llamó una vez que había destituido al anterior técnico, Hugo, no antes. Y fue sincero en todo lo que habló conmigo".

Eso parece. García le avisó de que no habría fichajes en invierno, que tendría que tirar con lo puesto. Lillo aplicó su receta: "Siempre intento recopilar la mayor información posible de los jugadores y del equipo a donde voy. Hablo con los futbolistas individualmente y soy 'amargamente sincero': les digo lo que me han comentado de ellos, lo que pienso, lo que creo que pueden o deben mejorar y les escucho sus respuestas. No me guardo nada".

Al Sporting, el domingo, le ganó con diez y con un gol de estrategia. Lo primero pudo no pasar, lo segundo... "Contra el Valladolid se quedaron ellos con uno menos y empatamos. Depende de tantos factores... Y en cuanto a la estrategia, pienso que es muy necesaria y que, si te ganas a los jugadores, es más fácil poder ensayarla. El 70 por ciento de los goles que hicimos en Dorados de México fueron así, a balón parado".

"Me levanto sobre las 7:30 de la mañana. El lunes me suelo ver cinco partidos del equipo contrario, también pido lo que salga en la Prensa sobre el próximo rival. Me gusta estar en las instalaciones del Almería dos horas antes del entrenamiento, para seguir viendo fútbol y hablar con algún jugador que llegue antes. Juego al Fútbol-7 martes y jueves por la tarde, y es cuando realmente me pongo nervioso, antes de esos partidos, cuando me entran cosquillas en el estómago. Antes de que juegue el Almería duermo como un lirón".

"Lo tengo claro: de momento, al Almería he venido a ganar partidos. Y no veo este equipo como trampolín. Si me tengo que quedar quince años y me aguantan, me quedo 15 años. Quiero estar bien y ahora mismo vivo en un gran sitio. Ya estoy en otra fase diferente de mi vida".

"Fase diferente", dice Lillo. Puede sonar precipitado para alguien de sólo 44 años, con tanta tela que cortar en los banquillos. Pero son ya casi tres décadas dirigiendo, batiendo récords como el que logró en septiembre de 1995 al convertirse en el técnico más joven de la historia que ha entrenado en Primera tras ascender a aquel famoso Salamanca de la zona y el doble pivote: "Con quince años ya me sentía entrenador. Demetrio Terradillos, mi técnico, me cerró la puerta de ser futbolista y me abrió la ventana de ser entrenador. Me dijo, tengo dos noticias: la mala es que eres muy malo. La buena, que veo que tienes ascendente sobre tus compañeros, que te escuchan. El hombre percibió ese interés que yo tenía. Entonces, guardaba el dinero que me daban mis padres para comprar libros de fútbol".

"Al Tolosa lo cogí con 21 años, yo entrenaba al juvenil y de buenas a primeras me vi en Tercera con el equipo en posición complicada, pero se salvó. Tenía un jugador de 36 años, pero no creo que mi juventud fuera un problema: el futbolista suele respetar el conocimiento y no digo que yo sepa, pero sí que les impactó lo que dije".

Habla Juanma de las palabras, sus palabras, de esa fama de lector y poeta que le ha precedido y perjudicado antaño. La eterna dicotomía entre los entrenadores que han sido futbolistas de elite y los que no: "El mundo del fútbol es demasiado inmovilista, a veces parece un pecado decir cosas raras, reconocer que te gusta leer. Pero puedo asegurar que prefiero el olor a linimento que el olor a tinta. El fútbol se vive, no se estudia. De hecho, los futbolistas me ven como un ex jugador, no como un 'Pitagorín'. Nunca he escondido que mi mayor frustración es no haber podido ser jugador de fútbol, pero aquí parece como si todo el mundo viviera en la casa que quiere, tuviera el dinero que pretende o se casara con la mujer ideal".

Hay que escuchar a Lillo para entender a otro caballero, Guardiola, o tal vez para comprender más cosas aún. Mucho antes de que Pep y su Barça de los seis títulos enamoraran al mundo, le pelota rodaba con ese piso de seda por la mente del técnico tolosarra, que aunque no lo quiera reconocer pudo entrenar al Barcelona en 2002, si llega a ganar la candidatura de Bassat... Y el propio Guardiola: "Pep es mi amigo, por qué no reconocerlo. Como futbolista era igual que técnico: en el Brescia, nada más llegar, pidió al director del club dos vídeos sobre el primer rival que iba a tener. Para mí, Guardiola es el mejor mediocentro de la historia del fútbol. Ordenaba como nadie y veía desmarcados a compañeros que ni ellos sabían que lo estaban. Por eso es tan grande como técnico: siempre jugó para los demás".

Pocos como Lillo para explicar la filosofía culé: "¿Por qué se hacen los rondos a un toque? La finalidad del rondo debería ser que no la cogieran los del medio, no que no la perdiera uno de los que están alrededor. Hablo de solidaridad, de crear espacios. Del juego de posición. El objetivo debe ser siempre que el compañero la reciba con tiempo y espacio. Se trata de fijar para entregar la pelota. No la doy hasta que me he traído al rival. En baloncesto se hace siempre y si no, estás muerto".

"En el juego de posición del Barcelona, los jugadores no sólo saben lo que tienen qué hacer. Lo sienten. Hablo también de gente como Ibrahimovic, que hace el boca a boca a las jugadas, que es capaz de resucitarlas, o del mismo Chygrynskiy, que a pesar de no haber mamado esa cultura de posición, se le fichó porque la interpreta perfectamente: es capaz de mandar la pelota cuando el adversario todavía está viniendo".

"Uno de los grandes secretos del Barça es Paco Seirul-lo, el preparador, porque monta sus entrenamientos basándolos en las relaciones y las interacciones, no en las acciones individuales. El fútbol no es un deporte lineal, como los 110 metros vallas. Iniesta es el paradigma de esa interacción, todo un equipo en un solo futbolista. El mejor del mundo. Messi es el que hace mejores jugadas, pero Andrés hace mejores a los demás. Gente como él, como Xavi, Cesc o Silva entienden lo principal de un juego de equipo como el fútbol: soy mejor cuanto mejor hago a mis compañeros".

"Hay dos maneras de afrontar los partidos, desde el saque de puerta propio y desde el saque de puerta rival. Yo he admirado a Sacchi y durante mucho tiempo dependí del saque del contrario, de controlar hasta donde llega la pelota del rival. Ahora me interesa más a dónde va a llegar la pelota limpia cuando la tiene mi equipo. Y prefiero que los mejores futbolistas estén detrás, no delante. Que el talento lo tengan los que llevan el balón, para que lo den en buenas condiciones. En Italia, el de atrás no juega y el de arriba se la juega. ¿Entonces, quién juega?".

"La filosofía culé siempre está en el fondo: hasta los de la grada, los que no están convocados, saben lo que pasa sobre el campo. El caso es que el Barcelona hace jugadores para sí mismo, aunque también puedan actuar bien en otros equipos, y la cantera del Real Madrid hace jugadores para el fútbol español".

Aparece por la conversación el Real Madrid y Lillo guarda algunos piropos para un mito y otros para un recién llegado a Chamartín. Raúl González y Xavier Manzisidor, entrenador de porteros blanco desde hace pocos meses: "Raúl está fuera de la medida de los que le miden. No se puede ser más y hacer más con menos. Raúl va dos jugadas por delante, pura inteligencia intuitiva".

"Con Manzisidor, el Madrid ha fichado a un gran entrenador de porteros. Lo tuve en la Real y me sorprendió. Mejora en todo a los porteros, entrena globalmente, relacionándolo con el estilo del entrenador".

Lecciones de fútbol más tarde, Lillo concluye con una noticia y un deseo: el Dorados de Sinaloa mexicano, donde Guardiola y él coincidieron, les prepara un homenaje aprovechando el Almería-Barça del 7 de marzo. Ojalá entonces, o algún día, sus equipos se parezcan a la máquina culé: "Suena raro eso de que se pueda aplicar en el Almería lo que se hace en el Barça, pero por qué no van a funcionar esas normas en otro equipo. Por supuesto que es muy difícil y se necesita mucho tiempo".