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Liga BBVA | Vigesimoprimera jornada

Multifútbol

Barça y Real Madrid mantienen el paso y la distancia, aunque la sensación de excelencia tenga estos días un color mucho más blanco. El Mallorca volvió a ganar en casa (diez partidos de Liga ya) y a meterse en Champions. Camacho, Camuñas y el goleador Aranda llevaron a Osasuna a su cuarta victoria consecutiva.

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Toquero: honestidad hecha futbolista. Toquero nació sin mucha talla ni una zurda encantadora, pero debajo de su despejada calva se esconde un gran portento físico, un correcaminos que lo mismo inicia la presión arriba que baja el primero a defender un contragolpe. Dispone de muchas más virtudes que este trabajo oscuro o que algún gol ocasional, sólo hay que fijarse en él durante un rato y descubrir su asistencia directa a la cabeza de Muniain en el tanto que abrió el disputado partido de ayer en San Mamés. Ahí va el aplauso con forma de palabras por su honestidad, virtud en vías de extinción, sobre todo en ese mundo repleto de falsedades llamado fútbol profesional.

Según Lillo, la mejor defensa es atacar

A Chico le salió vena de portero y su paradón le costó la roja y un penalti. Al Almería se le quedó un futuro negro, minuto 12, diez jugadores y el marcador en contra. Lejos de arredrarse, Lillo convirtió su discurso florido y valiente en un trozo de realidad y decidió huir hacia adelante con una defensa de tres. Incluso después de que Crusat empatara el encuentro, el técnico vasco siguió sin sumar un cuarto hombre a su zaga. Tanta audacia encontró justos premios: dos goles más, dos expulsiones visitantes y una victoria que amarra un poco de salvación. Lillo utiliza el mismo alegato que su amigo Guardiola: no hay mejor defensa que irse al ataque.

Iniesta: 200 partidos de su puro fútbol

Iniesta celebró sus doscientos partidos en Primera con otra actuación tan rutilante en el juego como discreta en la estadística, siguen importándole poco los números y los focos y ni falta que le hacen al albaceteño para que le llamemos portento. El que más y el que menos ya sabe que el Barcelona rueda como la seda cuando además del toque de Xavi, el ritmo lo impone la sabiduría atacante y la capacidad defensiva de Andrés. No tiene historia Iniesta, hemos dicho alguna vez, y cuesta más escribirle líneas bonitas en los periódicos. Pero aquí lo diremos sin cortarnos: futbolísticamente, el albaceteño no tiene nada que envidiar a acaparaportadas de la talla de Messi o Cristiano. Es más: ellos dos deberían anhelar su solidaridad, la formidable manera que tiene Iniesta de entender que estamos ante un deporte, más allá de premios y debates individuales, que sigue siendo y será siempre colectivo. La esencia está en pasarla, implicarse, en cantar el gol del compañero. Puro fútbol, este Don Andrés.

Javi Márquez, el otro Xabi

Del Espanyol del Bernabéu decepcionaron el resultado, el juego y también las sensaciones colectivas. En su haber, en lo positivo, la aparición multitudinaria (no hay escenario más seguido que el de Chamartín) de un chaval que venía apuntando más que maneras en los partidos anteriores, Javi Márquez. A este medio centro canterano, de 23 años, se le adivina bastante fútbol. Suele perder la posición, lo que resulta normal porque acaba de aparecer por la categoría, pero trata la pelota con la delicadeza y la versatilidad de los grandes centrocampistas: fenomenales cambios de orientación, conducción sobria, regate fácil y un disparo magnífico con su zurda. Salvando las distancias, Javi se pareció a un tocayo con el que ayer se midió en el centro del campo blanco, Xabi Alonso. Tanto que incluso jugó mejor que él.

Camuñas se asienta de extremo zurdo

Control maravilloso y otro pase de gol para Javier Camuñas, crack de guardia por el que Osasuna ha ganado varios partidos esta temporada. Vallecano de 29 años, típico producto de la escuela rayista, Camuñas ha abandonado la irregularidad de sus anteriores campañas para jugar a gran nivel casi siempre. Será la madurez, pero también la estabilidad: antes, Camuñas hacía de delantero, de segunda punta o de extremo por cualquier banda. Ahora, no abandona la zurda gracias a Camacho.

El regate más difícil que afronta Onésimo

El Valladolid no dio ningún síntoma de mejoría en Mestalla, ni siquiera después de ese electroshock que para cualquier vestuario suele suponer el cambio de entrenador. Dicen que los equipos tienden a parecerse a sus técnicos y no sabemos si eso será bueno o malo para este ¿nuevo? Valladolid de Onésimo. Aquel barrilete moreno que regateaba a un elefante en media baldosa, aquel futbolista de pinceladas que se quedó sin el calificativo de crack porque no le acompañó la estadística, era más artista que eficaz. Sus milagrosos recortes casi nunca terminaban en gol, está por ver en qué acaba su propuesta (dicen) de fútbol bonito. No hay lugar para florituras, ahora: Onésimo ha recibido en el área propia y se encuentra ante el regate más complicado y arriesgado de su vida: salvar al Valladolid del descenso.

Tiago tratará de frenar la locura

Llovían las dudas sobre el rendimiento de Tiago, un futbolista que apenas disputó 20 partidos en dos años, un trotaequipos que no convenció en el Chelsea, el Lyon o la Juventus. Un par de actuaciones han bastado al medio portugués para ganarse consideración. En Santander, bajo su batuta, el Atlético jugó por primera vez en tiempos una primera parte con equilibrio, dando sensación de dominador. Tiago convierte la resta en suma, aprovecha la capacidad recuperadora de Raúl y Assunçao. Tal vez el luso haya encontrado en la Liga su fútbol ideal. Tal vez el Atlético haya dado con el centrocampista que acabe con tanta locura, tanto correcalles.

El personaje: Piqué

Piqué mereció con creces la roja por su patadón a Rafa y el Barça a punto estuvo de pagarlo con un tropiezo ante el Getafe. La gente culé protestó, porque se ha malacostumbrado a que no le expulsen jugadores. Será porque sólo tiene 23 años o porque hacer de central en un equipo que juega tan al ataque estresa demasiado, pero Gerard tendrá que cuidarse más de esos malos arrebatos.