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Liga BBVA | Racing de Santander 1 - Atlético 1

El Racing clama y el Atleti sestea

El árbitro no indicó un penalti a Canales ni la roja a De Gea. Forlán adelantó a los visitantes. Colsa empató tras un fallo de Perea. El partido, un tostón.

<b>POLÉMICA. </b>Crespo, Colsa, Tchité y Henrique rodean a González González reclamándole la expulsión para De Gea después de una falta sobre el delantero del Racing.
POLÉMICA. Crespo, Colsa, Tchité y Henrique rodean a González González reclamándole la expulsión para De Gea después de una falta sobre el delantero del Racing.

El partido empezaba caliente y acabó incandescente. El Racing mejoró considerablemente su imagen respecto a la Copa, pero su suerte con los arbitrajes no cambió un ápice. Al penalti fuera del área del jueves le siguieron ayer otras dos acciones polémicas en las que salió perjudicado: un penalti no señalado de Tiago a Canales en el minuto 25 y una jugada enrevesada ya en la segunda parte, en la que Tchité se plantó ante De Gea, que le derribó fuera del área cuando el racinguista ya había rematado rumbo a gol. Pero allí apareció Perea para salvar lo insalvable y a González González le faltaron reflejos para, aún a tiempo, señalar la falta y la consiguiente expulsión del meta aún con 33 minutos por delante.

Más allá de polémicas, el partido fue una lástima. Quique envió un mensaje confuso al dejar de inicio a Agüero en el banquillo, como si al Atleti le sobraran los puntos en la Liga (cosa que no sucede) y la semifinal Copa estuviera muy igualada (que tampoco). Sin su guía, los rojiblancos se echaron atrás a esperar una contra y el Racing se enfrentó a un panorama infinitamente más amable que el de tres días antes.

Pero a los de Portugal parecía pesarles la tensión de la grada, sobre todo a Pinillos y Munitis, algo sobreexcitados. Colsa y Canales eran los únicos con la cabeza fría y el pie caliente. El primero provocó una preciosa palomita de De Gea con una media chilena y el segundo, aunque menos inspirado que en la Copa, seguía dando un curso de malas intenciones y buenas realizaciones en cada uno de sus pases.

El Atleti era sólo Tiago hasta que, en un fogonazo, Simao metió un pase largo perfecto a Forlán que remató al palo y recogió su rechace para marcar. Un accidente que le permitió soñar durante unos minutos con tres puntos tranquilizantes, pero justo entonces surgió Perea.

El tema del colombiano da para una tesis de investigación. Durante ratos muy largos es un central competente, eficaz al corte por su velocidad y capaz de llegar a sitios donde no se le espera, como en la jugada polémica de la segunda mitad. Pero cuando uno empieza a confiarse, bum, monta un lío, casi siempre gravísimo. Como ayer. Es imposible descifrar qué intento hacer ante un centro manso de Pinillos. ¿Despejar o controlar? ¿Con el pie o con la rodilla? Ni idea. Pero el resultado sí fue evidente: balón manso a los pies de Colsa para que fusilara a placer a De Gea desde el punto de penalti. Un drama.

Poco fútbol.

La segunda parte fue más de lo mismo, incluso cuando Agüero entró al campo. El Racing tenía la pelota, pero a Canales se le volvió a acabar la gasolina a la hora de juego y con él se agotaron las ideas. Sólo cuando Munitis encontró a Tchité en velocidad, en la reseñada no expulsión de De Gea, dio la sensación de que el empate no era inevitable, pero entre Perea, el poste y el árbitro acabaron con las esperanzas locales.

Aún pudo marcar el Atleti en el último suspiro, pero Henrique se adelantó con el flequillo a Ibrahima y Kun. Hubiera sido un castigo tremendamente injusto para un Racing que fue levemente superior y se marchó por segundo partido consecutivo sintiéndose engañado. Por su parte, el Atleti salvó un puntito, pero ojo al ambiente del jueves, con un Sardinero harto de estar harto.