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Liga BBVA | Athletic 3 - Xerez 2

Llorente evita el sonrojo

Muniain marcó en el inicio. El mal juego dio vida al Xerez, que ganaba al descanso. El ariete cazó dos balones decisivos. La última bala fue andaluza

Jose L. Artetxe
<b>NADA POR PERDIDO. </b>Los rojiblancos, como Gurpegi y Javi Martínez en su disputa por el balón, creyeron en todo momento en la remontada.
NADA POR PERDIDO. Los rojiblancos, como Gurpegi y Javi Martínez en su disputa por el balón, creyeron en todo momento en la remontada.

Un par de apariciones en el área de Llorente, la segunda con el partido terminando, evitaron que el Xerez rascase algo a su paso por Bilbao. El conjunto de Gorosito estuvo cerca de rentabilizar un viaje al que le falló el inicio y el final. Durante tres cuartas partes del encuentro tuvo el marcador de su lado, fue empatando o ganando, lo cual tanto refleja el enorme esfuerzo que desplegó como subraya su condición de colista destacado de la categoría.

Algo de lo que luego ocurrió planeaba sobre San Mamés, donde hay un partido que recibe la denominación de 'el clásico', que es cuando viene el Real Madrid, pero también hay otro, que va mudando la identidad del visitante, y que se conoce como 'un clásico'. Este se caracteriza porque el resultado que registra sirve para resucitar a un muerto y suele celebrarse al menos una vez por temporada.

Ayer finalmente no se materializó esa segunda modalidad de clásico, aunque faltó poco, pese a que todo pintó en el arranque como para que se disipase cualquier inquietud al respecto.

Que todo es posible en fútbol ya se sabe, pero su capacidad para sorprender sigue siendo inagotable. ¿Quién podía esperar que después de que Muniain hiciese gol en la primera acción de la tarde, el Xerez alcanzase el descanso por delante en el marcador?

Estaba el Athletic ansioso por resarcirse de sus tropiezos de enero y la contrastada debilidad del rival aparecía como la ocasión ideal, de forma que cuando marcó en el primer intento, el objetivo rojiblanco se antojó más que asequible.

Hecho lo más difícil, en vez de hurgar en la falta de tensión y el lógico temor que anidaba en las filas andaluzas, el Athletic permitió que enfrente se aferrasen a la vida. Advirtió Bermejo pronto con una vaselina que Iraizoz sacó en línea de gol para rectificar el error de sus centrales, y enseguida Moreno, con todos mirando, puso la igualada.

En adelante, la pobreza del juego se adueñó de todo, condenando al Athletic a un inesperado calvario. El Xerez aguardaba en torno a su área al envío largo hacia Llorente y de vez en cuando asomaba en terreno rival. La impaciencia en la grada se fue multiplicando ante la colección de imprecisiones en que incurrían los rojiblancos, dependientes de que Orbaiz levantase la cabeza para repartir algo que no fueran patadas a seguir.

Así que tampoco extrañó en exceso cuando al filo del intermedio, de una pérdida del anfitrión, se sacó el Xerez una contra, Momo ligó con Bermejo, quien previamente burló la vigilancia de los centrales para luego salvar con limpieza la salida a la desesperada de Iraizoz. El murmullo se fue intensificando entre las cuatro paredes de La Catedral, los peores augurios se cumplían.

Dos remates.

Tiró entonces el Athletic de garra y el Xerez asumió que le tocaba soportar el eterno ímpetu del Athletic y, cómo no, una ración extra de centros en su área. Caparrós fue descomponiendo el equipo, quitando medios para acumular delanteros, pero la falta de claridad impedía que Renan se sintiese agobiado.

Descabezado el Athletic y con el Xerez cada vez más respondón, llegó el empate gracias a que Llorente no encuentra rivales si de lo que se trata es de disputar por las alturas. El ariete, por lo demás muy poco afortunado, aún acapararía más protagonismo a cuatro minutos del final, al aprovechar un tiro raso de Susaeta que nadie acertó a interceptar, pese a la concentración de personal que protegía al meta brasileño del Xerez.

La intervención del goleador zanjó favorablemente una pelea que cuestionó seriamente la vocación europea del Athletic frente a un equipo muy justito de casi todo, salvo de orden y orgullo. Bermejo continuó dando la tabarra hasta el final y en el 90 aún tuvo arrestos para servir un centro profundo al debutante Alustiza, que este en postura forzada no supo embocar ante Iraizoz.

Con los puntos en el bolsillo, el personal se dedicó a meterse con el árbitro, pero lo cierto es que ayer Álvarez Izquierdo y el Athletic compitieron en ineptitud.