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Liga BBVA | Sevilla 2 - Valencia 1

Puerta grande para Negredo

Una vaselina del madrileño pone boca abajo el Pizjuán. El Valencia estuvo desconectado. Zokora pudo ser expulsado. Navarro gana el goalaverage.

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<b>EL PRIMER GOL. </b>Kanouté es testigo presencial del primer gol de Negredo que molestó a César y a la defensa valencianista.
EL PRIMER GOL. Kanouté es testigo presencial del primer gol de Negredo que molestó a César y a la defensa valencianista.

En la noche eléctrica del Pizjuán, con olor a partido grande, el rey fue Álvaro Negredo. Ahora sí, por fin, el Animal se ganó el corazón de la gente del Sevilla. Lo hizo para gloria de Jiménez, que ve el tercer puesto de nuevo a tres puntos aunque sin el dulcecito del goalaverage que rescató David Navarro. Negredo le clavó un puñal figurado a Unai Emery, el entrenador que insistió a Alfonso García, presidente del Almería, en que le fichase para su primer proyecto en Primera. Tal vez Emery fue de los pocos que intuyeron que Negredo, cuando recibió de Navas, haría una vaselina. Negredo marcó un gol idéntico con el Almería a Osasuna. Detrás de ese cuerpo de bisonte se esconde un estilista.

Pero no todo fue Negredo. En la noche de chispas del Pizjuán hubo de todo. Primero, mucha energía. El Sevilla recuperó a Zokora, al que no se notó especialmente deprimido por el papelito de Costa de Marfil en Angola. Zokora es el futbolista que llena de personalidad al Sevilla y que intimida. Pudo hacerlo menos tiempo si Pérez Lasa le hubiese sacado la segunda amarilla por sacar la mano izquierda en una jugada que enfureció al Valencia, pero es evidente que Zokora se comió a Albelda y Marchena, el doble pivote conservador por el que se decidió Emery. El Valencia prefirió meterle el estrés al Sevilla, darle la pelota para que crease. No parecía mala idea pero igual nadie en Paterna reparó en el daño que le habían hecho al Sevilla equipos como Getafe y Racing que habían pretendido el balón. Casquero, Pedro León o Canales camparon a sus anchas en esos partidos. Pero Emery salió con negras, esperó que su rival moviese ficha y sus pequeños, Silva, Mata y Pablo, se quedaron desconectados. La noche debió resultarle especialmente frustrante a Pablo, oscurecido por esa luz celestial que acompaña a Navas en cada carrera. Si exisitía algún atisbo de debate sobre el puesto de interior derecho en la Selección, Navas terminó de recoger los últimos votos para ser el elegido en Sudáfrica. Infatigable a pesar de haber jugado 20 de 21 partidos de Liga y los doce de Copa y Champions, la gasolina no se le acaba nunca.

Así que por el lado de Navas, pero con Perotti como protagonista, llegó el 1-0. Fue en un saque de esquina y la cara que le quedó a Emery fue un poema. No quería que fuese en la estrategia y menos en ese momento, cuando el Sevilla no era mucho más que el Valencia. Pensó que su rival podría estar en inferioridad y le tocaba remar. Pero en el Valencia no había luces.

El Sevilla masticó el partido mucho mejor. Recuperó valores que había perdido en los dos últimos meses: criterio, bandas, solidaridad, llegada y colocación. Pareció un equipo mucho más reconocible, agresivo y dinámico. Seguramente, en el momento adecuado de la temporada: con las semifinales de Copa a la vuelta de la esquina.

No hubo ningún invento en el Valencia. Si el plan A era Banega y el B Zigic, Emery los mezcló y los sacó con tiempo. Las consecuencias eran evidentes. El balón iba a rondar la portería de Palop mucho más, pero el Valencia se iba a romper. Y con Miguel dando taconazos, Bruno sufriendo en la izquierda y Navarro y Alexis con poca salida de balón, estaba cantado que el Sevilla tendría su momento. El regalo lo cogió Navas, que avanzó e improvisó un semi-taconazo estilo Bebeto. Fue bello, pero no un pase de gol. Le tocaba resolver a Negredo, que le dio poca salida al balón en el control y se quedó con la vaselina casi como único recurso. La pelota bajó con una pausa angelical. César cayó desplomado.

El Valencia, al menos, tuvo el corazón de irse hacia arriba. Villa se estrelló en el palo y en Palop, y Zigic persiguió sin respiro el gol. Nadie sabe a día de hoy el valor real que tendrá el cabezazo de Navarro. De momento, lo celebró. Puede valer un tercer puesto. Porque lo que sí quedó claro en la noche eléctrica del Pizjuán es que hay una Liga que jugar entre Barça y Madrid y un Valencia-Sevilla para luchar por el título de los terrestres: ser tercero es ser semicampeón.

El detalle. Palop sacó la pierna a Villa y hubo pique

Sucedió casi al final del partido. La pelota quedó muerta en el área y Andrés Palop se lanzó, felino, a por la pelota. Sin embargo, sacó la pierna derecha y tocó a Villa, que al final le pidió explicaciones. Hubo pique pero no pasó a mayores. Los dos forman parte de la familia que ganó la Eurocopa.