Liga BBVA | Athletic
Caparrós ha pescado dieciséis veces en Lezama
La inmensa mayoría de sus apuestas no ha tenido continuidad
La sangre rojiblanca, esa a la que aludía Caparrós en su presentación como técnico del Athletic, está en su cantera. El club depende mucho del fruto que ofrezca Lezama. Pues bien, en los casi tres años que lleva al frente del banquillo del primer equipo, el utrerano ha vuelto la vista al filial para echar mano de futbolistas en dieciséis ocasiones. Hay apuestas de todos los tipos: curiosas, efímeras y afortunadas, aunque con la perspectiva que concede el tiempo, estas últimas son las menos.
Caparrós, que está a un paso de vestir de rojiblanco en una lista oficial a su decimoséptima proyecto de futbolista de elite (Mikel Santamaría lo hará el sábado en el banquillo de Cornellá-El Prat), asciende casi a una media de seis jugadores por temporada.
Los que más han jugado son los que conoció en el verano de su debut. Y es que ese primer año se estrenaron Markel Susaeta y Ion Vélez. No lo hicieron por iniciativa personal del técnico, quien en realidad heredó el plan de pretemporada y el nombre de las promesas del filial con opciones, pero ambos le convencieron.
Más le costó a Ion Vélez, que tuvo que hacer las maletas para jugar cedido en el Hércules. Ahora, una lesión le tiene apartado. Ander Iturraspe e Iker Muniain completan el cuarteto de los que mejor camino han hecho, si bien sólo el punta es asios descartados.
El ojo clínico ha errado más de la cuenta y abundan los futbolistas ascendidos desde el Bilbao Athletic que ya ni asoman por el primer equipo o que incluso han dejado de pertenecer a la disciplina del Athletic. En este último apartado figuran Aitor Ramos y Urko Arroyo, delanteros que tuvieron que emigrar a otras latitudes, que como vinieron se fueron. Arroyo ya había debutado en Primera con Clemente. Ramos sí fue un chico Caparrós.