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Copa del Rey | Sevilla 0 - Deportivo 1

Semifinalista feliz, digno rival

El Sevilla, mejor en el global, se clasifica para su cuarta semifinal en cinco años. Un admirable Depor puso algo de picante con el gol de Bodipo

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<b>INFRANQUEABLE DEPOR. </b>Romaric pelea por el balón ante la defensa del Deportivo en un lance del partido de ayer.
INFRANQUEABLE DEPOR. Romaric pelea por el balón ante la defensa del Deportivo en un lance del partido de ayer.

El Sevilla es semifinalista de la Copa por cuarta vez en cinco años, toda una gesta, pero la grandeza de este año se quedó en los octavos. De la heroicidad contra el Barça con el Pizjuán en llamas y ardiente, se pasó al trámite ante el Depor, solventado con poca brillantez y más frialdad. Lamentablemente, la inmediatez del fútbol ya ha borrado las huellas del 0-3 en Riazor y, como en el sevillismo anda en cuestión el modelo de juego, en vez de aplaudir la exhibición de la semana pasada, se cuestionó el desenlace final de la eliminatoria de anoche. Es un debate interminable y quién sabe si incomprensible. Es difícil vivir así. Pero el semifinalista es el Sevilla, que está a dos pasos de otra final. Si lo consigue, se olvidará todo. Valdrán el sombrero de Del Nido, el 1-2 del Camp Nou, las heroicidades de Palop y el 0-3 de Riazor. El resto irá a la papelera. Pero ese peaje del que tanto habla Jiménez empieza a ser caro de verdad. El mejor Sevilla de la historia vive angustiado, quién se lo explica.

Al otro lado, en Galicia, la dignidad del Deportivo no conoce límites. Con un cargamento de lesionados, mermadísimo de titulares y con una convocatoria trufada de animosos filiales, se plantó en el frío Pizjuán para hacer, exactamente, lo que había pedido su entrenador. Lotina quería ser un equipo serio y su Deportivo lo consiguió otra vez. Tanto que, al descanso, se fue 0-1 gracias a un gol de Bodipo que generó otra semi-tormenta en el Pizjuán. El Sevilla vive en el inconformismo, lleno de espíritu crítico. El mismo sevillismo no se cansa de repetir que es uno de sus signos de distinción. Por eso, a pesar de que una semana antes el Sevilla ofreció una exhibición en Riazor, a la primera que tuvo la afición le recordó que en Nervión no juega bien, que no es el mismo equipo que empezó la temporada. Y le despidió con una bronca importante por sus primeros 45 minutos. El equipo la merecía. "Fue un desastre", dijo Fernando Navarro. Jiménez habló de "distensión".

Al Sevilla no le salió nada en la primera parte. Para empezar, se lesionó Dragutinovic, que tiene una costilla rota ahora que parecía insuperable, algo parecido a un Kaiser serbio. Un mes sin él, una baja dramática. Luis Fabiano salió con ganas, fogoso y fue a más pero no hizo gol. Romaric, lento y fatigado por los partidos, se estrelló con los contrarios y Perotti y Capel estuvieron desconectados del centro del campo, un desierto con Lolo y Duscher lejísimos de los apoyos y la creación. El Depor estuvo mejor en el centro del campo. Lotina juntó nada menos que a cinco futbolistas, entre ellos Juan Rodríguez, que parece un maratoniano. No se cansa nunca. "Vamos a por el segundo y a darle la vuelta a la eliminatoria", le dijo valiente a las cámaras del Plus al descanso. Juega domingo y miércoles pero llevaba rostro de aguantar tres partidos más. El Depor no había llegado a Varas mucho más que el Sevilla a Manu. La diferencia fue la posición. En el Deportivo es perfecta.

Así que Lotina, que había elegido su objetivo antes de viajar a Sevilla, pasar el trámite como se pudiese y regresar sano y salvo, se marchó al descanso con una extraña sensación. Y si fuera posible, debió soñar. El Depor creyó que podía pensar en algo más. Jiménez estuvo coherente, sacó a Navas y, por arte de magia, el Sevilla se recolocó a la perfección. Sufrió un susto importante porque Navarro pudo tener un problema serio si Teixeira ve una zancadilla a Bodipo. Pero al sevillano se le movió la rodilla derecha, se marchó y el Depor perdió la esperanza.

Para entonces, el Sevilla ya dominaba el partido y si no empató fue por Manu, excelente ante Lolo y Luis Fabiano. Ayer le tocaba el aplauso. El Sevilla se puso las pilas a tiempo pero echó de menos un gol que le diese más brillo a la clasificación. Pero debería olvidarse cuanto antes de eso. También de la frialdad, de ciertos pitos. Está a tres grandes noches de otro título. Y el Sevilla sabe que una Copa está por encima de cualquier debate. Le toca empujar. A cambio puede tenerlo todo.

Bodipo marca su primer gol y se va lesionado

A Lotina, como a Jiménez, le crecen los enanos. Bodipo, el único delantero que le quedaba sano junto a Adrián, se fue lesionado después de hacer su primer gol de la temporada. La lesión 'permitió' el debut de Dani. No fue el único. También fue el primer día de Seoane y Rochela, que vio una amarilla.