Juanfran y El Rifle...

Un ciclón debe ser también lo que fue la salida de Osasuna. A los diez minutos no tuvo 4-0 a favor de milagro. Y porque Cristian le sacó al buen Aranda dos remates que se colaban. No pudo con los de Juanfran y Pandiani: cualquiera diría que el Espanyol les trató mal. Juanfran a los seis y El Rifle, a los ocho: 2-0. No había partido entonces. Había una exhibición enorme de los rojillos. Parecía un asunto de salud: buena la local y pésima visitante. Como que Osasuna estuviera a tope de vitaminas y los pericos sin alpiste. Una exhibición de fortaleza, de convencimiento, de fútbol, de remate en rojo. Juanfran y Camuñas parecieron Jairzinho y Rivelinho, dos extremos tremendos en la banda y capaces de jugar por dentro lo que fuese menester. A su espalda, los excelentes Azpilicueta y Monreal completaban la indiscutible superioridad del equipo de Camacho ante un Espanyol que ni veía la pelota. Dudo que este año Osasuna haya sido tan superior a un rival ni el Espanyol tan inferior como en esos primeros 25 minutos... que decidieron el partido, claro.

Siete veces.

Y digo claro porque con el de ayer son ya siete partidos fuera que el Espanyol acaba sin marcar y estando dos abajo, pues como que era imposible. Es cierto que equilibró algo el juego y la expulsión de Rúper le iba al pelo. Exclusión cómica pues vio una segunda amarilla espectacular: chocaron dos españolistas en lucha con él... y acabó en la calle. Educadísimo, el chico se limitó a decirle a Ayza que no había cometido falta (¡cierto!) y se fue a la ducha. Pero la superioridad le duró un suspiro al Espanyol. Roncaglia vio la primera amarilla en el minuto de alargue del primer tiempo y la segunda, tres después de volver del vestuario. Sabiendo lo fácil que el argentino ve tarjetas (será baja contra el Mallorca por acumulación, también Pareja) igual hubiese sido bueno cambiarle en el intermedio...

El caso es que nos quedamos 10 contra 10 y el partido se fue parando. A mil por hora sólo iba Pandiani, que se colocó ¡en el centro del campo! Menuda segunda juventud la suya. Osasuna se posicionó como debía, atentísimo a todos los intentos españolistas por estirarse. Marqués creció, pero su equipo no tuvo fútbol, continuidad, echó de menos a Verdú. Pudo recortar en acciones aisladas (Javi Márquez, Marqués), pero nunca dio la sensación de dominar el juego y de preocupar en serio a su adversario.

La cosa acabó más cerca de Ricardo que de Cristian, pero fueron sustillos más que sustos. Debutó Osvaldo, pero el españolismo sigue pensando que igual con Tamudo... Osasuna llegó a los 20 puntos; el Espanyol se quedó en sus 19. Visto lo visto era imposible que ayer sumara. En 8 minutos lo arrasaron.