El Southampton sirvió de modelo cuando se imitaba al Blackburn

Juanito Elorduy, el extremo derecho del Athletic madrileño, se reveló como el culpable del cambio. Era bilbaíno y, huérfano de padres, había sido enviado por sus abuelos a estudiar a Madrid. A pesar de su juventud, disponía de saneados medios económicos heredados de sus progenitores y en las Navidades de 1909 viajó a Inglaterra.

Conocedores en la directiva bilbaína de ese viaje, le encargaron que adquiriese unas camisetas que se hacían ex profeso para futbolistas. Los colores no desteñían y estaban forradas por un tipo de felpilla que las hacía agradable al tacto. Además, las del Blackburn Rovers servirían por coincidir con las del Athletic que, entonces eran blanquiazules. Elorduy dejó el encargo para el último día y en Londres no encontró las necesarias camisetas del Blackburn para satisfacer el pedido. Al día siguiente, embarcaba en Southampton para volver a Bilbao. En la ciudad portuaria hizo una última tentativa. Tampoco había el número de camisetas del Blackburn que precisaba, pero en cambio, las del Southampton se veían por todas partes. Eran a estrechas rayas rojiblancas, muy bonitas, y con un sugerente cordoncillo que cerraba el cuello. Adquirió 50 y llegó a Bilbao, donde la directiva del Athletic, al no ser las encargadas, sólo se quedó con 25. Esas son las que estrenaron en el encuentro de Irún ante el Sporting el 9 de enero de 1910, pero no las adoptaron definitivamente hasta el 13 de noviembre y, por supuesto, las que habían vestido esa tarde en Lamiaco.

El 1 de enero de 1911, en la cena que la directiva bilbaína ofreció a sus colegas de Madrid, salió a relucir el tema de las camisetas que habían vestido los bilbaínos. Juanito Elorduy recordó la historia de las 50 camisetas rojiblancas. Y entonces Rodríguez Arzuaga, directivo del Athletic madrileño, preguntó: ¿Dónde están las otras 25 camisetas? "Aquí, en una caja en casa de mis abuelos", respondió Elorduy.

Rodríguez Arzuaga le dijo: "Cuando vuelvas a Madrid, después de Reyes, te las traes, que yo te las pago todas". El 22 de enero de 1911, en el partido que enfrentó al Athletic madrileño con la Gimnástica en la Copa que llevaba su nombre, Rodríguez Arzuaga, los madrileños lucieron por vez primera la camiseta rojiblanca. Aunque en las sucesivas historias del Atlético se repite sospechosamente que los madrileños estrenaron la rojiblanca antes que los bilbaínos, lo cierto es que el Athletic (de Bilbao) lo hizo un año antes.