Tapia debe demostrar que hay vida sin Emaná

El mes de enero que se le presenta a Antonio Tapia es más que duro. Aunque los verdiblancos siguen a tres puntos del ascenso, las sensaciones que desprende el equipo son preocupantes. Con las primeras voces críticas apuntando al banquillo, a Tapia se le acumulan los problemas. Y el principal de ellos es la ausencia del jugador franquicia: Achille Emaná. A pesar de que el problema no es nuevo, el técnico cordobés teme no dar con la tecla que haga funcionar al equipo sin las prestaciones y liderazgo que ofrece el camerunés. Su versatilidad, rapidez y visión de juego son impropias de Segunda y pocas son las opciones para paliar ese agujero.

En la mente de Tapia aparece un nombre claro: Capi. Sus cualidades le hacen ser potencialmente útil en la posición de mediapunta. La idea del técnico verdiblanco es optimizar cuanto antes su rendimiento y colocarlo por detrás de Sergio García. Sin embargo, los problemas físicos del camero (estará ausente en Soria y es muy probable que se pierda también la cita ante el Salamanca) no garantizan fiabilidad alguna.

Al margen de Capi, Pavone es pieza casi segura en los esquemas de Tapia. Eso sí, el argentino ya no goza de toda la confianza del entrenador y ha bajado su rendimiento. La aparición de Dani puede incluso comprometer su participación a partir de ahora. El trianero, a pesar de no ser del gusto del técnico, ofrece prestaciones muy diferentes al de resto de integrantes del ataque. Y ese as en la manga debe ser aprovechado por Tapia, sobre todo, porque se juega gran parte de su crédito en un mes en el que el Betis no va a ascender pero sí podría perder gran parte de sus opciones de estar en la pelea. Y es que, guste o no, debe haber vida sin Emaná.