Liga BBVA | Real Zaragoza
El Zaragoza se debate entre luces y sombras
El empate con el Deportivo ha tenido un impacto más psicológico que cuantitativo: el Zaragoza está un punto más lejos de la línea de permanencia y acumula una sola victoria en once partidos de Liga. Mejoró sin la pelota, pero debe perder rigidez con ella y necesita calidad en el ataque.
La leve mejoría del Real Zaragoza en el segundo partido de José Aurelio Gay fue un pequeño paso con más impacto psicológico -el que supone haber frenado la sensación de derrumbe de los últimos dos meses y medio- que futbolístico. Los resultados (una victoria en los últimos once partidos de Liga) han arrastrado al equipo a una penúltima posición de la que le va a costar salir. Como fórmula de recuperación, Gay ha resuelto empezar por mejorar atrás, contener la sangría de goles, prescindir de los que van a salir y aguardar fichajes.
Hay una ruptura evidente: Ayala, López Vallejo, Gabi, Ewerthon y Jorge López han cedido protagonismo. Los tres primeros eran, aún son, capitanes con Marcelino. Dos se van. Gabi ha pasado al banquillo. Atrás, empezando por Carrizo y con el nivel que dieron Goni y Pulido, la sensación fue menos permeable. Las ausencias de Pablo Amo, Pavón y Laguardia simplificaron la elección, pero el partido con el Deportivo reivindicó a los zagueros: primer partido con la puerta a cero desde el 27 de septiembre (3-0 al Getafe).
Despliegue.
El 4-3-3 se reveló un sistema factible tras el desastre del Bernabéu. Exige más compromiso físico a los futbolistas: Abel Aguilar y Ponzio se dieron una paliza para tapar las bandas del Depor. Pennant corrió más que nunca en dirección contraria. Gay quiere que el equipo le busque más en ataque y que Arizmendi tenga menos la pelota entre los pies y acuda más al remate. La rigidez con la pelota también se quiere corregir. Aunque es difícil en la situación actual, los técnicos quieren que el jugador disfrute del fútbol y que el equipo maneje la pelota y la toque. Que la tenga. En ese sentido, la labor de Ander como eje fue magnífica, aunque se trató de un arreglo de circunstancias.