Liga BBVA | Sporting 2 - Málaga 2
Empate con dos regalos
Duda hizo el 0-1 y Weligton adelantó por segunda vez a los malagueños. Gregory firmó el primer empate y Canella sorprendió a Munúa en el segundo.
El Málaga sacó un punto de El Molinón en un partido de los que pueden denominarse táctico por parte de los andaluces, con más fuerza en el Sporting, al que le sobraron algunos regalos y le faltó precisión para aprovechar las debilidades defensivas de las bandas malagueñas. El empate estuvo adornado por regalos en dos de los goles, como anticipo de Reyes.
El partido pronto empezó a adquirir un ritmo con tensión al adelantarse el Málaga en el marcador en el primer remate del partido. Desde el pitido inicial, el equipo de Muñiz aplicó una presión total que acusaban los de Preciado, con un estilo distinto debido a la ausencia de Rivera. El conjunto andaluz aprovechó una jugada de Fernando con centro pasado que Duda remató dos veces. En el segundo intento superó a Juan Pablo.
Con ventaja en el marcador, el conjunto malagueño fue más inteligente en su dispositivo. Defensivamente, los de Muñiz estaban bien ordenados y controlaban el juego aéreo, casi sin opciones para los rojiblancos. El eje De las Cuevas-Barral quedaba maniatado, las bandas locales no encontraban espacios y el nerviosismo aumentaba con las pérdidas de tiempo de los andaluces, lógicas por el desarrollo del juego y con la temprana ventaja. Preciado tuvo otro contratiempo con los problemas gástricos de Lora, que había sido duda para le encuentro. Sastre fue la opción de recambio, sin tener que hacer modificaciones tácticas.
Pudo empatar Barral, pero Munúa se encontró el tiro del gaditano. Maldonado rozó la madera por fuera y Forestieri no supo definir un peligroso contraataque. Fue lo más destacado hasta que en el tiempo de prolongación, en el tercer minuto de propina por las abundantes pérdidas de tiempo de los visitantes, llegaría la primera igualada, al cabecear Gregory un saque de esquina lanzado por Maldonado. El empate hizo olvidar la línea irregular del árbitro, que en su afán de dejar jugar pecó de permitir brusquedades.
En el descanso, Preciado dio entrada a Míchel por Matabuena. El cántabro había sido una de las dudas y el lenense se había quedado en el banquillo como prueba para analizar cómo juega el equipo sin su concurso, un día antes de estudiar la oferta del Birmingham City.
Muñiz buscó darle otro aire ofensivo al conjunto malagueño con la entrada de Pedrito, a quien ubicó en la banda, para retirar a Baha. El partido estaba más equilibrado, con un buen dispositivo defensivo de los malagueños y una mayor ambición en los locales, que empezaron a despertar por las bandas, sobre todo por la izquierda.
El partido se desniveló en una jugada desgraciada para la defensa gijonesa, al marcar Weligton a placer una falta lejana lanzada por Duda, sin aparente peligro, que se torció tras dar en el cuerpo de Gregory. El guión del encuentro volvió a ponerse favorable para los malagueños, aunque el tanto hizo que la presión rojiblanca aumentara.
Llegó el segundo empate, poco después de que Diego Castro estrellara el balón en la cruceta de la portería malagueña. Se produjo en una jugada desgraciada para Munúa, en una potente y lejana volea de Canella, con un extraño en la trayectoria del balón, que se comió el portero uruguayo.
Orden defensivo.
El Málaga dio sensación de dar por bueno el empate, para mantener el orden defensivo y esperar algún contraataque, ante un Sporting que arriesgó al máximo, al dejar a Míchel como pivote único y aumentar los efectivos ofensivos con la presencia de Carmelo. El conjunto rojiblanco estuvo más dinámico y creó complicaciones a la defensa visitante, pero los de Preciado carecían de precisión en los últimos metros, pese a las debilidades de las bandas malagueñas. Mtiliga se excedía en faltas, con muchos problemas para frenar las avalanchas de Diego Castro y Canella, aunque de poco le sirvió a Preciado tener a cinco delanteros en el campo en la fase final del encuentro.
Muñiz dio entrada a Apoño, para buscar un mejor control del centro del campo, y a Luque, para encontrar más profundidad, pero el único aviso fue del joven Pedrito, al que respondió bien Juan Pablo, mientras que Munúa se benefició del oficio y contundencia de Weligton, que fue el mejor jugador del partido.