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liga bbva | osasuna 0 - real madrid 0

El Real Madrid se queda corto

El equipo blanco no pudo asaltar el liderato y sumó su segundo empate en 16 partidos de Liga ante un Osasuna que plantó cara y mereció puntuar. El equipo de Camacho desactivó en el primer tiempo a un Madrid que hizo méritos para marcar en el segundo, cuando cargó con más intensidad ante el desgaste del equipo rojillo, que resistió y conservó un resultado que mantiene al frente de la clasificación.

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<strong>EMPATE SIN GOLES.</strong> El Real Madrid no pudo con Osasuna y pierde la ocasión de auparse al liderato de la Liga.
EMPATE SIN GOLES. El Real Madrid no pudo con Osasuna y pierde la ocasión de auparse al liderato de la Liga.

Buscaba el Real Madrid el liderato y buscaba algo más, un cambio de tendencia, otra dirección del viento con la llegada de 2010. Año nuevo, vida nueva con empujoncito del Villarreal, que puso en bandeja el asalto al liderato para el equipo de Pellegrini. Quiso el destino que la cuestión pasara por Pamplona y parece casi un guiño del destino: el Reyno de Navarra es uno de esos campos en los que dice el tópico que se ganan y se pierden ligas, una prueba real de solidez: poco glamour y exigencia máxima.

Finalmente el Real Madrid empató (sin goles como en Gijón, su otra 'X' liguera) en un campo donde también empató el Barcelona y el mensaje resulta neutro: ni triunfo ni derrota, ni liderato ni debacle, ni mucho frío ni demasiado calor. Quizá el balance de su despliegue en territorio hostil sea una invitación a que la euforia no le desvíe del camino recto por el que se había conducido en el cierre de 2009. Una llamada a mantener la guardia, a seguir arando y sembrando, a no frenar la solidificación. El Reyno de Navarra mostró a un Madrid trabajador y serio, colectivo y concentrado, blindado en sus peores minutos y con las ideas claras en los mejores. Pero también perfiló a un equipo que esta vez falló con el estoque, en el golpe de gracia y al que, y aquí puede residir un mensaje crucial, Osasuna supo y pudo desactivar durante demasiados minutos del primer tiempo.

Camacho es lobo viejo y tiene trabajado hasta lo obsesivo a este Osasuna que pergeña un vía crucis a cada rival que visita Pamplona. Un equipo que trabaja a destajo y que tiene mucho más fútbol que gol. Armado desde dos excelentes laterales jóvenes, Azpilicueta y Monreal, y a partir del incombustible Puñal. Un equipo que es un muro móvil que lanza mordiscos en la presión desde el trabajo fanático de Pandiani y Aranda y que toca rápido cuando la sala de máquinas encuentra a Juanfran, Camuñas o Nekounam.

El Real Madrid, con Kaká descansando, jugó con el modelo que le ha devuelto el sentido y el equilibrio. Con Xabi Alonso, Marcelo y Van der Vaart, con Arbeloa en el lateral izquierdo y con Benzema en el banquillo. Con su dibujo más lógico el Madrid arrancó concentrado e intenso, manejando el balón y exigiendo a Osasuna, que sufrió con los balones que buscaban la espalda de su defensa, las carreras homicidas de Cristiano e Higuaín. Ninguno tuvo su día. El portugués participó mucho pero desequilibró poco mientras que el argentino no se encontró en el campo donde puso firma a un Alirón y falló en el segundo tiempo la ocasión más clara del partido, un remate a bocajarro que sacó Ricardo a la argentina, rodilla en tierra y mano arriba.

Del saneado y prometedor inicio pasó el Real Madrid a un desmayo que le duró hasta el descanso, demasiados minutos en los que dejó respirar y hacerse fuerte a Osasuna. No demolió de salida el plan del equipo navarro, que primero se sintió vivo, después capaz y finalmente incluso cómodo. Casillas apareció porque el balón rondó mucho su área y sólo antes del descanso se sacudió el Madrid la incomodidad para dejar un par de sacudidas de Cristiano que anunciaban zafarrancho de combate para el segundo tiempo.

Pellegrini prueba todos los resortes

El partido se jugó bravo, con un aire inglés y de pierna fuerte propiciado por el permisivo, en el buen sentido, arbitraje de Mateu Lahoz. Y del vestuario salió un Madrid recompuesto y espabilado, que castigó el tremendo desgaste físico de Osasuna y cargó con todo durante más de 20 minutos. Entonces pareció que el segundo tiempo sería demasiado largo para Osasuna y que la calidad individual decantaría un partido cada vez más roto. Con el centro del campo reconquistado, Cristiano apareció más, el Madrid pisó área y lo probó con insistencia, robando arriba y terminando las jugadas.

Pero Osasuna achicó agua con sacrificio y bravura y tomó oxígeno en cuanto se lo permitió el Madrid. Un par de acciones a balón parado, un par de dudas de Casillas, y la grada y el equipo recuperaron intensidad y comunión para propiciar una recta final con las fuerzas otra vez más igualadas pero las llegadas de más peligro en el área de Ricardo, donde a Benzema le faltó siempre un poco para acertar: a veces un poco de instinto, otras un poco de picardía o de velocidad...

El francés entró cuando Pellegrini se puso a mover la máquina y emprender búsquedas con distinto foco. Hubo minutos de 4-3-3 con menos dominio del balón pero más presencia en ataque, y se terminó con un perfil que no benefició el acelerón final blanco: con Granero, Raúl y Benzemá por Marcelo, Higuaín y Van der Vaart.

Tablas en el marcador y tablas en las sensaciones para el Real Madrid: ni euforia y liderato, ni patinazo y depresión. Puntuó con energía y con un buen despliegue, muy mejorado en el segundo tiempo, pero careció de instinto en el primer jaque al Barcelona, todavía muy lejos de ser mate con más de media Liga por jugar. Los optimistas dirán que suma y sigue, los pesimistas que se esfumó el asalto a un Barcelona que conserva el liderato en el arranque de 2010 como lo mantuvo en el cierre de 2009: con el aliento del Real Madrid en el cogote.