Diego Costa brilla en un equipo con sólo tres victorias

El fútbol de competición oficial ya ha echado el telón en 2009 y el balance deportivo del Valladolid puede calificarse de regular tirando a malo. Si la Liga pasada el pucelanismo acabó con el corazón encogido, con la salvación en la última jornada en el Ruiz de Lopera, donde se logró el necesario y agónico empate ante el Betis (que se fue a Segunda), y después de que el equipo estuviese 11 jornadas seguidas sin ganar (desde el 15 de marzo contra el Getafe), la dinámica en el presente campeonato no ha mejorado mucho.

En las 15 jornadas disputadas, el Valladolid ha cosechado tres victorias, siete empates (el equipo con mayor número en Primera) y cinco derrotas. Es verdad que el triunfo in extremis del domingo frente al Sporting, en Zorrilla, ha sido una necesaria y urgente bocanada de oxígeno, toda vez que ha situado a los de Mendilibar undécimos, a cuatro puntos del descenso, y ha frenado una estadística de cinco puntos de 18 posibles desde la goleada al Deportivo; pero, en comparación con la pasada temporada, su clasificación es tres puestos por debajo y siete puntos menos.

El Valladolid acaba el año siendo el peor equipo de Primera y su media de puntos es de descenso, aunque, de momento, es maquillado porque otros lo están haciendo aún peor.

La plantilla del Valladolid sufrió otra vez en verano una profunda reconversión: llegaron 12 jugadores nuevos, más Jacobo y Asier, repescados, y Yuri, a caballo entre el filial y el primer equipo. La pretemporada dejó buen sabor de boca, pero en la Liga se tardó poco en comprobar que el acoplamiento llevaría bastante tiempo. Mendilibar ha hecho muchos cambios en las alineaciones (algunos por lesiones y, sobre todo, por expulsiones: hasta cinco, Nivaldo, en dos ocasiones), de hecho, es uno de los técnicos que menos tiempo tardó en utilizar a todos sus futbolistas (sólo falta por debutar en Liga Fabricio, que sí lo hizo en Copa).

El mejor.

Con el paso de las jornadas, han aparecido felizmente algunos jugadores, como Pelé, a otros se les espera, como Bueno, y Mendilibar ha sido infiel a su sistema 4-2-3-1 para pasar al 4-4-2, con el fin de alinear a Manucho y Costa. El brasileño ha sido, sin duda, el mejor baluarte del Valladolid: seis goles y una gran producción en ataque. Seguro que en 2010 irá a más.