Manolo Jiménez fue demasiado transparente en la última comparecencia del año ante los medios: "Si tengo que pedir algún refuerzo, lo haría de forma interna". El técnico conoce perfectamente su papel en el club y no presionará públicamente a los dirigentes, aunque ya le ha susurrado al oído tanto a Monchi como a Del Nido su deseo de contar con algún complemento después de la Navidad.

Jiménez ha transmitido su preocupación por la larga lista de ausencias con la que convivirá en enero. Bajas que reducirán sus efectivos hasta sólo 17 jugadores. El descenso de rendimiento que ha ofrecido el equipo aumenta su inquietud, de ahí que recientemente haya insistido en las peticiones. Su idea va dirigida a apuntalar el centro del campo, donde detecta problemas: Romaric y Zokora se marchan a la Copa de África, a Fazio aún le queda, Lolo ha pasado a un tercer plano, Renato no soporta el calendario cargado y Duscher anda perdido entre lesiones.

Aunque Del Nido confirmó el otro día que la intención es no fichar, basada en la opinión de los técnicos, lo cierto es que la secretaría técnica ha intensificado el rastreo del mercado. El presidente, en las últimas conversaciones mantenidas, autorizó la búsqueda de un refuerzo bajo severas condiciones. El club no aceptará ni una promesa ni el gasto desorbitado en un jugador cotizado. Del Nido sólo autorizará un futbolista barato, cedido, que asegure rendimiento inmediato y se comprometa sólo hasta verano. La idea se está madurando.