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Liga BBVA | Decimoquinta jornada

Multifútbol

Asomo de excelencia en el Real Madrid tras golear al Zaragoza con buen juego. Pellegrini gana crédito y se coloca, además, a apenas dos puntos de ese Barça de las seis Copas, el más sideral de la historia. Entre ellos quedará la Liga, pues ni Sevilla ni Valencia ni (mucho menos) Atlético, parecen vestir la misma talla.

Pedro.

Senna explica solo la mejora del Millarreal

Cinco partidos de Liga ganados, tres empatados y dos perdidos. Así son las cifras del Villarreal de Valverde cuando ha tenido a Senna sobre el campo. Números europeos, de acercarse a Champions, que aún no se corresponden con la realidad de estas quince jornadas porque al hispano-brasileño le han perseguido las lesiones desde que se proclamó campeón e hizo de pieza fundamental para la Roja en la Eurocopa 2008. Por ese color le recordaremos, por el amarillo le recordarán más en El Madrigal. Ocho años de sus 33 lleva Marcos allí, media carrera futbolística. Mientras le busca (y le encuentra) sustituto, al Villarreal le cuesta un mundo vivir sin él.

Soldado y Codina, más cosas en común

Codina, el portero, y Soldado, el delantero centro. Uno amargó a Kanouté y compañía. El otro bigoleó a Palop, diez tantos suma ya esta campaña. Codina y Soldado, principio y fin del Geta que asaltó Sevilla y dos futbolistas con algunas cosas más en común. Ambos provienen de una cantera, la del Real Madrid, tan prolífica para los demás como últimamente estéril para sí mismo. Ambos se marcharon hartos de esperar una oportunidad aunque ésta (Casillas, Raúl, Van Nistelrooy mediante) se justificara en no llegar. Ambos, se intuye, compartirán a partir de ahora titularidad en el Getafe. Míchel mantenía a Codina en el banquillo, pero Nervión le habrá hecho recapacitar.

Asenjo y Casillas

Por fin rindió Asenjo, por fin se puso con el Atlético ese disfraz de ángel salvador que tantas veces enseñó defendiendo los tres palos del Valladolid. Con el palentino, y con otros porteros, hemos logrado comprender qué era eso que llamaban adaptación, aunque en este caso recorramos sólo 180 kilómetros, los que van de Zorrilla al Calderón. No hablamos de céspedes más mullidos, de guantes más lisos o de balones más grandes. Hablamos de entorno, de presión, multiplicada por 10 en la soledad del portero, siempre en el ojo del huracán, multiplicada por mil en ese barco que casi nunca atraca que es el Atlético, multiplicada por un millón cuando desde tu más tierna juventud te andan comparando con el mejor del mundo, Casillas. Por Tenerife apareció otra vez ese proyecto de Iker. Ojalá se haga realidad.

Pellegrini-Van der Vaart: ¿solución y problema?

Los entrenadores de elite trabajan menos en años como éste, con Suráfrica 2010 de postre, porque jugar un Mundial es como ir al baile fin de curso junto a la mejor chica del Instituto y ganarlo, dormir con ella. Todos se convierten en mejores jugadores durante una temporada premundialista. Con el redivivo Van der Vaart, sin embargo, Pellegrini no sólo ganó una solución, sino también un problema: ¿qué hará en enero, cuando vuelva de su lesión Kaká? ¿Qué pasará si no pone a Rafael y sí al brasileño y el Madrid juega sin el atisbo de excelencia que mostró ante Valencia y Zaragoza? ¿A quién quitará para poner a los dos? Del chileno nos fiamos y ya explicamos una vez el porqué: su discurso es claro, no le hacen falta palabras que enreden, y eso significa que conoce la solución. Pellegrini es de trabajo y no de filosofías. Por eso, más temprano que tarde, suele dar con la tecla.

El personaje: Pedro

Al marcarle al Atlante, en la semifinal, Pedro ya había cumplido con el papel estelar que le tenía reservado en principio el Mundial de Clubes: convertirse en el único futbolista que logra anotar durante un año en seis competiciones diferentes. Nadie, ni siquiera Guardiola, esperaba del tinerfeño mucho más que ese gesto estadístico, otro más que sumar al increíble año de títulos y descubrimientos azulgrana. Así que pocos se extrañaron cuando el entrenador culé decidió dejarle en el banquillo para la final y tirar de Henry, un futbolista con más galones pero de un evidente menor rendimiento, al menos ahora mismo. Así que Pedro esperó. Y Pedro salió. Y Pedro, ese espontáneo que se mete en el área desafiando a Pep, que quiere a sus extremos bien pegaditos a la cal de la banda, marcó otra vez para forzar la prórroga, como evitó los penaltis en la Supercopa de Europa contra el Shakhtar Donestk. Pedro, ese espontáneo que se coló en las carreras de Messi, los regates de Iniesta o el ritmo genial de Xavi. Sin el canario, es más que posible que no estuviéramos hablando ahora de este Barça de la gesta sin precedentes, de las seis Copas en un mismo año.