Liga BBVA | Sporting 0 -Sevilla 1
Jesús Navas y Kanouté, S.L.
Una asociación perfecta devuelve al Sevilla a la tercera plaza. El Sporting estuvo intenso apretó con el aliento de El Molinón, pero no encontró el gol
Cuanto más granizo caía en Gijón, más apretaba El Molinón. Su fidelidad no tiene precio. En esa atmósfera tan cantábrica, el Sevilla se puso el cinturón y consiguió su primera victoria en Gijón después de 15 años seco. No debe ser fácil, ni el Madrid lo había conseguido este curso. A esta versión reducida del Sevilla, sin sus centrales titulares ni Luis Fabiano, le alcanzó con una combinación mágica entre Navas y Kanouté. Fue un gol de toda la vida, tan mecánico y tan plástico. Como en la final de la segunda UEFA en Hampden Park, como cada vez que se encuentran. Cuando Navas recogió un servicio largo de Romaric y corrió al espacio, ya sabía dónde le llegaría el balón del malí y dónde iría a rematar. Un ejercicio estupendo de precisión. Así terminó el Sevilla con un atasco que le había robado dos empates en el Pizjuán. Y así acabó la imbatibilidad del Sporting, que defiende su casa, su estadio, con fiereza. El Sporting hizo sufrir de lo lindo al Sevilla en los últimos minutos. Tal vez por eso celebró tanto la victoria el equipo de Jiménez, otra vez tercero, de nuevo en la pelea.
Al Sporting, sin embargo, le falló ayer el desequilibrio de Diego Castro y, especialmente, la inspiración de Barral, sustituto de Bilic. El gaditano rozó el empate en la segunda parte pero está peleado con el gol. No más que Negredo, sorprendente suplente ayer en detrimento de Koné. En medio de un túnel de inoperancia, el vallecano mandó un par de ocasiones más al limbo. Se le ve pasarlo tan mal que cualquiera se solidarizaría con él, pero le conviene no llorar y sí acelerar su recuperación. Ayer fue el Sevilla más clásico: Kanouté-Navas, sociedad limitada.
Sporting y Sevilla jugaron un partido a todo trapo, especialmente los chicos de Preciado, que rodearon a Palop en los primeros minutos. El valenciano, que ha vuelto sano y velocísimo a la titularidad, como si los años no pasasen por él, salvó un gol cantado de Miguel de las Cuevas que ya se iba hacia la grada para festejarlo. Como indignado, el Sevilla respondió con una contundencia que parecía haber perdido en las dos últimas semanas. Romaric se apresuró a sacar una falta y cambió el juego de orientación. Navas bajó una pelota que venía de lejísimos, encontró a Kanouté y el resto de la jugada se la imaginaron. El 0-1 dejó frío al Sporting. Preciado se sintió frustrado porque su plan inicial ya no era válido y al Sporting le costó reaccionar. De hecho, estuvo groggy un buen tiempo, el que no aprovechó el Sevilla para sentenciar el partido. Navas, que estuvo en todas (Del Bosque no le olvidará ya en ninguna lista) remató a quemarropa y Gregory salvó el partido debajo de los palos. Romaric, titular ayer como toda la colonia costamarfileña del Sevilla, cabeceó al palo un buen centro de Perotti. Gustó Romaric, un futbolista que entra por los ojos y que si tuviera un poco de constancia con su físico, se metería a la afición en el bolsillo. Pero los precedentes invitan a no tirar cohetes.
Pero el Sevilla, algo mediatizado por las ausencias, no tiene ahora el poderío de los primeros días de temporada. En lugar de cerrar el partido, lo dejó en el alambre todo el rato que hizo falta. Además, encontró la lesión de Adriano, una más, que obligó a Jiménez a tirar de Marc Valiente. El chico de La Masía aguantó todo el partido con una tarjeta. Hizo honor a su apellido. Y tal vez por ahí debió insistir más ahí el Sporting, que se mantuvo en pie por el calor de su gente. En realidad, la afición equilibró el partido en la segunda mitad. Ayudado por los miedos del Sevilla, con el recuerdo de dos empates latente, los rojiblancos empujaron y vendieron carísima su derrota. Pero, al fin, el Sevilla se fue ganador de Gijón. Recuperó viejos valores y supo que también debe ganar jugando menos bonito. Atrapado en un absurdo debate y pretendiendo unir victoria y espectáculo, había olvidado la esencia del juego y, posiblemente, el estilo que le hace más fiable. Otra vez el Sevilla arriba. Y admirable el Sporting, qué grandeza recuperó el año pasado la Primera con El Molinón.
Adriano puede perderse el mes de enero
El temible mes de enero que le espera al Sevilla se pone más difícil cada día. Adriano volvió a lesionarse ayer en la zona del bíceps femoral de la pierna derecha. Muy posiblemente, esté roto. Y si es así, el brasileño podría estar de baja hasta el mes de febrero. Una pena, el Sevilla lo necesita.