El Hércules ha puesto la directa hacia Primera y, junto con la Real Sociedad, su labor de hoy será esperar a que sus rivales sigan pinchando para ir acumulando los puntos de ventaja que otorgan ese poso de tranquilidad necesario para afrontar un partido como el de ayer. El equipo de Esteban ganó fácil a un rival que apenas inquietó a Calatayud pero que, al menos, salió al campo con algo de orden. Sin embargo, eso es demasiado poco para hacer titubear a este Hércules que venció 2-0 y se estrelló cuatro veces más con los postes. Dio la sensación de que el Hércules todavía tiene una marcha más. Ayer no le hizo falta probar el turbo pero a buen seguro que en los partidos que se avecinan a principios de 2010 el bólido rodará a más revoluciones. Eso sí, demostró que maquinaría y motor hay de sobra.

Los ejecutores del Girona fueron Danciulescu (cuatro goles ya entre Liga y Copa) y Kiko pero los autores intelectuales fueron Farinós y Delibasic. El valenciano ya ha acostumbrado al Rico Pérez a ser el mejor partido tras partido pero siempre se saca un as de la manga que levanta a la gente de sus asientos. El penalti de Córdoba ya está perdonado. Sin embargo fue Delibasic el que resquebrajó el aseado dibujo de Julià. El montenegrino fue un tormento para Tortolero y Migue. Por arriba se las ganó todas, por bajo se fue en velocidad siempre que quiso, asistió a Danciulescu tras ridiculizar a los dos centrales en el 1-0 y encima presionó tanto que, en una de ellas, obligó a Tortolero a marcarse una vaselina a su propio portero que dio en el palo.

No obstante, a pesar del monólogo blanquiazul, el partido no se cerró hasta el 83'. El Girona no se acercaba pero cuando salió Gerard dio sensación de querer empatar el duelo. Fue un espejismo. Kiko se encargó de ello. Cogió un balón en la medular, se fue por piernas de Migue y batió de disparo cruzado a Dani Mallo.

El detalle: Kiko marcó su primer gol

El canterano alicantino Kiko Femenía celebró su primer gol oficial con el primer equipo del Hércules. Tras marcar, el equipo corrió hacia el futbolista para rendirle un cálido homenaje. Los once jugadores hicieron una piña para arropar al jugador y demostrar que le cuidan como al que más.