El técnico de Utrera se colocó el pulsómetro a media hora del comienzo del encuentro, en ese momento las pulsaciones eran de 143. Lo normal en un hombre de sus características (54 años y 75 kilos de peso) hubiese estado entre 80 y 110. El mismo Caparrós afirmó justo antes del comienzo del choque "el pulsómetro está muy jodido, creo que voy a romperlo".

Las pulsaciones del utrerano subieron hasta 160 en la clara oportunidad que falló David Villa ante Iraizoz cuando lo tenía todo para marcar y mandó el balón por encima del larguero. Curiosamente, las pulsaciones descendieron en el momento en el que se vio obligado a sustituir por lesión a Fernando Llorente (139 pulsaciones).

Con el pititido que indicaba el descanso eran 93 pulsaciones las que marcaba el pulsómetro. La media durante la primera mitad fue de 155 pulsaciones de media. Al salir de los vestuarios para la reanudación del choque las pulsaciones ascendían a 150. El 1-0 marcado por Muniain añadió otras trece (163).

El pulsómetro descendió hasta 145 con el gol que significó el empate del Valencia, obra de David Villa. La expulsión de Koikili puso al técnico rojiblanco a 164 pulsaciones, que se quedaron en 143 con el gol de Mathieu para el conjunto rival.

De ahí al final, existieron varias subidas y bajadas aún. En el gol anulado por fuera de juego a Iraola fueron 158 las pulsaciones. En el momento en el que se señaló un penalti favorable al Athletic las pulsaciones eran de 170. Las dos últimas ocasiones del equipo de Caparrós, llevaron a su técnico a marcar 162 y 158 pulsaciones.

La media de pulsaciones del técnico del Athletic Club de Bilbao durante el tiempo que tuvo el pulsómetro colocado fue de 152 por minutos. Además, consumió un total de 1.500 calorias. Estos registros superan a la anterior vez que Canal + colocó un pulsómetro a un entrenador de Primera. Fue a Manolo Preciado, técnico del Sporting de Gijón, y el máximo alcanzado fueron 117 pulsaciones.

Caparrós efectuó declaraciones al programa tras ver desde su casa el reportaje emitido en 'El día después'. El técnico bilbaíno afirmó que "uno es como es. Llevo 26 años de entrenador y mi corazón ya está hecho a esto. Si hubiésemos empatado en el penalti, los últimos cuatro minutos hubiesen sido tremendos. Supongo que con el tiempo y la edad me iré tranquilizando. Ya me hicieron esto los servicios médicos del Athletic y los resultados fueron similares", finalizó.