Deschamps
"Benzema no es Anelka, no hay indolencia en él. Espérenle, es buenísimo"
Didier Deschamps (Bayona, 1968) es el entrenador del OM, rival del Real Madrid el martes en la última y decisiva jornada de la fase de grupos de la Champions.
El banquillo del OM no es un caramelo. ¿Le parece estar cursando un máster de entrenador?
No diría tanto, pero es cierto que este club lleva 16 años sin ganar un título y la presión es enorme para todos.
Ya nos lo dijo Morientes.
¡Ah, Fernando! Espero que esté mucho tiempo aquí. Coincidimos en el Mónaco y gracias a él llegamos a la final de la Champions, que perdimos con el Oporto. Es una persona extraordinaria, un ejemplo en el vestuario. Da igual que juegue o no, pues con su comportamiento nos da lecciones cada día. Nunca olvidaré sus goles al Madrid en aquella Champions y cómo le despidió el Bernabéu en el partido de ida.
La vida de Morientes es el Madrid. ¿La suya, la Juve?
Sí. Viví cinco años estupendos en Turín, gané muchos títulos, disputé tres finales seguidas de la Champions aunque sólo ganamos una, la del 96 al Dortmund. La Juve me hizo ser una buena persona y crecer profesionalmente.
Una de esas finales perdidas fue la del 98
Sí, la famosa Séptima de los blancos. Tengo un mal recuerdo de aquel día. Era la tercera final consecutiva, nos hacía mucha ilusión ganar y la perdimos por el gol de Mijatovic. Soy consciente de lo que supuso para el madridismo pero fue a mi costa. Afortunadamente, poco después me proclamé campeón del mundo con Francia.
Fue el capitán de aquel equipo 'bleu' y se dice que algo más: que el equipo no lo hacía Jacquet, el seleccionador, sino Blanc, hoy entrenador del Burdeos, y usted.
Yo trataba de que las cosas salieran bien en el campo y fuera; ya tenía una experiencia, hacía lo que se le exige a un capitán y más en las grandes ocasiones. Todo fue más sencillo: el equipo era muy bueno y el grupo, fantástico también en lo humano, ¡jugamos el campeonato ideal! Pero no, no hacíamos el equipo Blanc y yo, si bien es cierto que nos une una gran amistad. Él tiene un enorme futuro como entrenador, su equipo es el actual campeón de Francia y su trabajo, impecable.
Más leyenda urbana. Usted fue el futbolista francés que levantó por fin la Copa del Mundo. ¿Es cierto que Michel Platini le tiene celos, incluso que le vetó para el cargo de seleccionador?
Platini organizó aquel Mundial para que lo ganáramos y lo hicimos. No hay celos entre nosotros. Sobre el cargo de seleccionador sólo hay una verdad ahora: la plaza no está libre. Platini no me vetó, sencillamente pasa eso: hay otro.
Michel fue el abanderado de una gran selección francesa que ganó la Eurocopa, pero no el Mundial. Zidane logró los dos títulos y usted siempre estuvo a su lado. ¿Es el mejor futbolista con el que ha jugado?
Nadie ha tenido a Zidane tan cerca como yo en un campo de fútbol. Sin duda que es el mejor futbolista con el que jugué y es un honor haberle conocido y tratado tan de cerca. Aquí en Marsella es más que un ídolo, es un ejemplo, un mito porque fue el mejor y porque su vida es compromiso con la gente.
Sus triunfos son parecidos, los mejores de un futbolista francés.
Todo eso es pasado, amigos. Es bonito, pero no busco el reconocimiento de la gente. Vivo al día.
Pues pasado mañana le visita el Madrid. Centremos la situación: si ustedes ganan por 3-0 se clasifican. ¿Lo ve posible?
Es el gran sueño marsellés, lo que el entrenador debe contestar a esa pregunta es que lo primero es ganar. Ganarle a este Madrid y por tres goles es eso, un sueño.
Vería el clásico del domingo pasado, claro.
Sí y vi un Madrid mejorado en todo. Buen juego colectivo, muy ordenado siempre Pudo adelantarse, sólo le falló el remate. Y enfrente tenía a un equipo que juega el fútbol ideal pues une la calidad en todas sus líneas a un perfecto movimiento del balón, una idea clara y compartida por todos El del Barça es el fútbol que me gusta: prefiero los equipos que salen a por el partido que aquellos que tratan de ganar a la contra. El partido fue interesante porque, ante ese Barça, el Madrid demostró que se puede hacer un gran partido jugando de una manera diferente.
¿Qué Madrid espera en el Velódromo? Por aquí existe la duda de si mantendrá el fuego del Camp Nou.
El nuestro es un estadio especial. Marsella es pasión, el talante de la gente es como muy español Apretará, pero el público es un añadido, no juega Y, bueno, espero al Madrid, con eso basta: a un equipo que es capaz de ganar en cualquier campo del mundo y que sabe que haciéndolo aquí pasará como primero de grupo, detalle interesantísimo en la Champions, que es su gran objetivo esta temporada. Eso sí: si nosotros jugamos bien somos difíciles de ganar.
En el Madrid hay debate Benzema. Dicen que puede ser otro Anelka...
Que de ninguna manera es comparable a Anelka, no hay un problema de indolencia en Karim. Si acaso que es joven, que la adaptación a un nuevo país no es sencilla. Deben tener paciencia con él, darle confianza; espérenle y verán lo buenísimo que es. Hablamos de un chico de 21 años que en Lyon era el más importante, sabía que iba a jugar siempre y en el Madrid es uno más entre muchos y con gran competencia. Denle tiempo, es un sensacional delantero.
Al que no se discute es a Lass Diarra, ya que de franceses hablamos.
Es el equilibrio del equipo. El que une el rigor defensivo que debe tener un equipo con los grandísimos delanteros que tiene el Real. Todos necesitamos un futbolista como él. Ya digo, a mí me gusta que mi equipo salga a por el partido, que se despliegue bien por el campo, que ataque y defienda con sentido. Para todo eso es necesaria gente como Lass.
Vimos hace nada al Inter en el Camp Nou y fue una lágrima. Usted que tan bien conoce el 'calcio': ¿qué pasa allí?
Cada país tiene sus características y el fútbol italiano es sobre todo táctico por lo que se juega menos que en España, donde hay más libertad. Incluso el último clasificado de la Liga tiene eso, libertad para jugar. En Italia piden sobre todo rigor y quizá eso explica que en la Champions les falte algo; lo que entre ellos les vale, fuera no les alcanza.
Usted fue el entrenador que ascendió a la Juventus después de que la bajaran por el caso Moggi. ¿Fue la aventura de su vida?
Sí, fue una aventura humana: devolver tanto afecto como había recibido con aquel ascenso tan cargado de sentimientos, de emociones. Empezamos el campeonato con 19 puntos menos por sanción y sumamos más de cien. No era fácil convencer a jugadores internacionales que debían jugar en campos pequeños, en ambientes que nunca habían conocido. El ejemplo de Buffon y Del Piero quedándose en el club y peleando por eso, por un ascenso de categoría, queda para la historia juventina y del fútbol mundial.
¿Y usted por qué se marchó sin disfrutar del regreso?
Fue el gran error de mi vida. Me sentía cansado y tenía algún miedo. Pero no, jamás debí abandonar la Juventus.
Un vistazo a las selecciones: ¿qué le parece España?
Su fútbol es el que más me gusta, es el final del camino de la madurez española y estoy contento por ustedes: España es la victoria del fútbol y potencial campeona del mundo.
Contéstenos como francés primero y como hombre de fútbol después: ¿qué sintió cuando Henry clasificó a su equipo para el Mundial con la mano?
Como francés le digo que es un lance del juego, que el árbitro no lo vio y que no se puede dar más vueltas a este asunto. Eso sí, comprendo la decepción de los irlandeses. Como deportista siempre me planteo si de verdad existe la ética deportiva, pero estoy seguro de que Thierry Henry no es un tramposo. Dicho lo cual, afirmo que Irlanda mereció clasificarse y no Francia.
Usted acabó su carrera en el Valencia. ¿Lo sigue?
Sí, claro. Me encantan los 'davides', Villa y Silva. Las cosas han cambiado allí y pienso que después de Madrid y Barcelona vienen ellos.
Con Emery, un entrenador joven.
Es que resulta muy interesante que ex jugadores con inquietudes de banquillo se conviertan rápidamente en entrenadores. Pienso en Blanc, en Guardiola, en Ferrara en la Juve El fútbol ha evolucionado para bien y los técnicos jovenes tienen mucho que ver con todo en eso.
Nos vemos en el Velódromo. ¿Sin problemas con los ultras?
Pueden venir tranquilos.